Un día de mayo, sin más ni más, los educadores de mi pueblo chico despertaron. Habían permanecido dormidos ya por demasiados años. Las autoridades pensaron que los pequeños movimientos serían como de costumbre, pequeños movimientos; que pronto volverían a sus deberes con la mirada baja y mascando una vez más la hiel de la derrota. Con poco, con poco dinero se les mandaba a trabajar a los educadores de mi pueblo,pensaron siempre las autoridades, pero esta vez ya no era por dinero. Ya no querían más que los pasaran a llevar, que les mintieran y pensaran que eran estúpidos. Se juntaron en el salon de un liceo, hablaron como hace años no lo hacían y juntos encendieron una luz que los poderosos les costaría mucho apagar; era la luz que indicaba el camino que desde ahora en adelante debían seguir.
Hubo días en que marcharon, días en que reflexionaron y días en que celebraron el solo hecho de encontrarse. Se oyeron hablar, compartieron sus experiencias y esperaron con certezas el resultado de estos días nuevos en que alzaban la voz para exigir lo que les pertenecía. Las autoridades levantaron falsos testimonios en los medios de comunicación para debilitarlos, intentaron ofrecerles dinero para tentarlos y negociar por separado para debilitarlos; sin embargo ellos no habían despertado en vano...les costaba, pero permanecían unidos.
Pasado casi un mes la nostalgia de sus niños y sus niñas les afectaba más que las amenazas. Las autoridades comprendían perfectamente que ellos y ellas hablaban en serio. Se reunieron los representantes de los educadores con los representantes de las autoridades en una mesa para buscar un acuerdo y acordaron una salida que al parecer sería para todos más justa.
Si ganaron unos u otros es algo que a los más jóvenes no nos importaba. Lo importante es que se había ganado el respeto para con quienes educaban, porque aunque siempre habría quienes hicieran livianos comentarios culpando a nuestros educadores de los desastres de nuestro mal vivir; ahora se sabía que ya no bajarían más la vista, que se habían descubierto prójimos a pesar de su diversidad de credos e ideales y que a partir de aquel movimiento seguirían caminando juntos.
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