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Mostrando las entradas etiquetadas como pueblo chico...

Una conversación

F ragonor   venía del Mercado. Al Mercado iba de tanto en tanto porque en allí encontraba lo que buscaba y al precio que estaba dispuesto a pagar. Belosa; su esposa, pelaba las papas; callada como los últimos años. Evitando cualquier conversación, pues, pasados más de veinte años de matrimonio, cualquier conversación podía terminar en discusión. Fragonor sentado frente a Belosa respiraba malhumorado. Su mujer nada preguntaba y ya que no preguntaba, el esposo largó de una vez las palabras, sin mediar invitación alguna:  - Los afuerinos se toman todos los rincones de la calle... y son unos mal educados. Belosa ni siquiera levantó la vista. Siguió pelando las papas, esperando que no hubiese otro comentario. Pero una vez que Fragonor soltaba las palabras, tomando en cuenta que no era hombre de muchas palabras, no había forma de que nada o nadie le impidiese dar su opinión. - Una señora quería entrar al abasto de harinas y unos afuerinos le entorpecía el paso con el enorme carretón...

Los expertos

  U na rápida mirada al pasado nos revelará que quienes tomaron las decisiones siempre fueron otros. En modo alguno los parroquianos de las chinganas, ni los mineros con sus mujeres, tampoco la inconsciente chusma que vitoreaba a Alessandri, tal vez un poco los ilusionados a la vez que sorprendidos partidarios de la Unidad Popular que anduvo cerca pero el país, a lo largo de su historia, no ha sido todavía capaz de prescindir de aquellos que saben más. Es por todos sabido que hay quienes se educan para mandar y quienes son educados para obedecer. Para ser sinceros, muy pocos son los que se educan para pensar. Calcular tal vez, sacar cuentas e interpretar estadísticas, administrar el presupuesto nacional y mantener al país en orden para hacerlo atractivo a las inversiones extranjeras. He allí la importancia de los expertos, ese grupo privilegiado que no siempre provino de la aristocracia pero que en su seno acoge a cualquiera que condicione sus ideas, por incendiarias que sean, a la...

El francés

    E l francés tuvo que venirse de Europa hace muchos años. No se ve cómodo, incluso ahora que ya lleva varias décadas viviendo entre nosotros. Antes de irse a Francia, él vivía en el barrio alto. Su familia tuvo que migrar por motivos políticos y en el viejo mundo él hizo parte importante de sus estudios y adquirió bastante de la cultura que no puede exhibir entre pueblerinos que tan poco saben de las cosas del primer mundo. No pocas veces le he preguntado por la razón que permanece aquí. Es lo suficientemente mayor para no tener que darle explicaciones a nadie de sus actos, pero los tres preinfartos que ha sufrido, sus constantes rabietas y explosiones verbales con las que primero ofende y luego da pena, no hacen otra cosa que hacerle daño a él. A él que insiste en que es directo cuando dice lo que piensa sin tener la menor idea de lo que siente y que no puede evitar hablar mal de las personas a sus espaldas. Viste ropa de marca y no puede evitar fijarse en qué es lo que ...

Destruir lo que se siente ajeno

    V ivo entre dos lugares que tienen mala fama. Una es una villa y la otra es una población. En la primera, con fundamentos muy pobres (por no decir mediocres) han quemado varios buses eléctricos en el contexto de protestas varias. En la segunda, han comenzado a predominar los rostros y los modos extranjeros que tanto desconciertan a los habitantes de mi pueblo chico cercanos o mayores a mi generación. Cuando salgo a caminar, por las calles de los lugares donde por ahora vivo (este por ahora abarca más de veinte años) no puedo evitar ver los destrozos que invocan los conservadores y las conservadoras de las buenas costumbres cuando hacen públicas sus quejas. Ayer por la tarde, cuando volvía del trabajo a lugar donde ahora vivo, escuché en el metrotrén a un joven padre de una niña que contaba rapeando acerca de cómo le explicaba a su hija aquello de que las calles están malas que tanta gente dice. El muchacho en cuestión decía que la cuando le preguntaba a ...

Todo pueblo chico debe ver caer sus fronteras

E n donde había una pequeña vitrina desde la que nos miraba una pequeña virgen de loza que nos recordaba que, en aquel punto exacto, el libertador de nuestro pequeño pueblo le había hecho la solemne promesa a la virgen del Carmen; Patrona del ejército, de levantarle un templo, si es que la larga campaña de independencia culminaba a favor de los nuestros, hay ahora una mega carretera. Una rotonda que a pesar de lo rebuscada nos conduce a todas partes...aunque no siempre hacía delante. La carretera se eleva sobre las cabezas de quienes todavía caminan, de quienes esperando algo mejor se quedaron mucho más tiempo del esperado a la orilla del camino. Bajo un puente que une el pasado con el presente se levantó un mundo en donde ya no solo los indigentes simularon su abrigo. Allí viven niños jugando con sus animales, canjeando sus escasas moneditas por caramelos en los almacenes que brotaron en los no siempre pavimentados pasajes de las casas prefabricadas que fueron conformándose a la vez q...

No todos los migrantes son iguales

    E stá más que claro que las personas podemos tener puntos de vistas muy diversos con respecto a un mismo tema. Esto es algo que sin duda ha enriquecido considerablemente mis puntos de vista en relación a los puntos de vista que pudiesen tener otras personas, que por lo demás son personas por las que guardo un profundo aprecio. Escribo acerca de esto a propósito de dos entradas anteriores en las que parezco ser demasiado parcial con respecto al tema de los migrantes. Recuerdo que una de mis hermanas vendió su departamento en un céntrico edificio de la ciudad capital porque cada vez eran más los "extranjeros" que arrendaban los departamentos vecinos. Esto fue hace varios años, el natural cariz opaco de la que era nuestra sociedad por aquel tiempo se veía no pocas veces incomodado por el festivo carácter de quienes llegaban, casi todos y todas centroamericanos. Es comprensible que mi hermana, como la mayoría de las personas que están acostumbradas a vivir la...

El desgano

  ¿E n qué se puede creer cuando ya no queda en qué creer? Cuando es ancho el escepticismo y las palabras están profundamente reñidas con los actos. No es que no haya notado los cambios de los últimos años. Es más, llevo un acucioso registro de lo vivido y lo sentido en un pueblo chico que cambió súbitamente desplazando la brújula del poder a una generación de seres humanos profundamente sensibles y a la vez que intolerantes con quienes no se parecen a ellos. He tomado nota de los cambios de un país que despertó y seguro terminará por despertar a otros. Callado y respetuoso cuando hay que callar, decididamente provocador cuando hay que decir algo a quienes siendo más jóvenes que yo han comenzado a tomar las riendas de un poder que hasta ayer nomás nos parecía natural a quienes eran mayores que nosotros. Son tan anchas y profundas las contradicciones, tan carentes de historia pasada las nuevas historias que ahora me cuentan, pero qué se le va a hacer...ahora son ellos y ellas los re...

Camping Alameda (y los que viven allí)

  E n uno de los diarios que una vez a la semana leo para saber algo de lo que supongo debo saber, ayer domingo, uno de los ingeniosos lectores que tienen la posibilidad de expresarse en la sección de cartas hizo alusión a las carpas que hay en la principal avenida de la pequeña capital de mi pueblo chico. Al describir el señor (que así le voy a decir para no tentar a las groserías) que quedaban pocos cupos en el camping que constituyen las carpas que han venido a ampliar las posibilidades de vivienda que los que habitan la calle acostumbraban a tener. Me atrevo a decir que pensé escribir una segunda parte a de una de las entradas más leídas de este blog: Casas de cartón . La cosa tiene sentido, un sentido mordaz tal vez porque la mayoría de las personas que ahora viven en esas carpas que, según el preocupado señor de la carta, ensucian y provocan desmanes, son vecinos nuevos, venidos desde el extranjero. El señor que escribe la carta imagina que es responsabilidad de la Municipali...

Reflexiones de un irreflexivo

U na semana digna de irreflexiones. En realidad, todas las últimas semanas de los últimos dos años se prestan para irreflexiones. Constantemente lo disimulo, me hago el leso escribiendo sobre temas que al parecer nada tienen que ver con lo que está pasando, pero...hay un pero que es bien grande; a diario observo, escucho y siento de manera exagerada mucho de lo que acontece. En mi primera juventud solía sobre-reaccionar, en esta presente juventud puedo tomarme las cosas con mayor calma, lo que no quita que me sienta a veces triste o cansado y que me reconforte a mi mismo compartiendo una vez por semana alguna cosa que para nada parece importante tomando en cuenta las cosas tan importantes que pasan. Hace poco dicen que mi pueblo chico ya gastó todos sus recursos naturales...ya vendió era el anuncio que estaba esperando. Hubo gran revuelo por el anuncio del cambio de nombre una golosina que puede ser que ofendiera a una cada vez más grande masa de cristal que no se detiene ya a pensar a...

Una pareja muy inteligente

    M arianela tardó en sucumbir a los supuestos encantos de Lalo. Él, hombre muy seguro de si mismo; ella, en busca de algo que no estaba tan claro todavía. Carismático más que guapo, Lalo ofrecía a Marianela la posibilidad de una buena conversación antes y después de los placeres de la piel - que nunca fueron tan placeres para Marianela como los placeres de las papilas gustativas o los de descubrir a personas que de alguna forma, logran escapar de lo plano que suele ser todo en nuestro pueblo chico - una relación mucho más profunda que cualquiera que ella hubiese tenido en los años que intentó hacer las cosas de la manera que los otros le decían que se debían hacer.     No era ninguna niña Marianela cuando al fin sucumbió a los encantos de Lalo. Venía de una relación fallida que le había dejado dos hijos como innegable prueba de que, alguna vez, ella se había atrevido a amar. En el pueblo se daba como un hecho extensamente probado que Marianela no pertenecía a aqu...

Mentiras y discusiones sobre los fondo de pensiones

H ace muchos años ya que aquellos que trabajamos en nuestro pueblo chico nos vimos obligados a destinar un diez por ciento de nuestros sueldos (o salarios, en la mayoría de los casos) para un fondo que, según los que saben, nos permitiría vivir con cierta dignidad en la vejez. Eso de que saben lo escribo porque para la mayoría en este pequeño lugar que desde siempre presumió o se lamento, según fuera el caso, de estar tan apartado de los otros pueblos, los que saben son aquellos que tienen dinero. Extraña e inexplicada fascinación tuvieron y tienen las mayorías con el dinero y todo aquello que el metal o el papel legalizado otorga a quién lo ostenta. Pues bien; ellos...los que ostentan el dinero y los estudios sobre como administrar el dinero dijeron hace como cuarenta años que si los trabajadores les dábamos una parte de lo que ganábamos, ellos lo invertirían para multiplicar nuestros ahorros. Dijo por entonces un señor economista que también era ministro y hermano del que hoy gobier...

Celebrar la independencia

N o sé si en los otros pueblos, pero en el mío esto de las fiestas patrias es como nunca negocio más que independencia. Durante semanas se prepara el ambiente. La televisión, como lo hace mucho tiempo, muestra no solo aquello que se podría hacer, sino que también lo que se debe hacer si se quiere formar parte de la fiesta.  En algunas casas flamean al mismo tiempo la bandera de la patria que han sabido fundar y vigilar aquellos que hasta el día de hoy ostentan la fuerza de las armas y la de una nación originaria que, de puro rebelde, se niega todavía a ser ocupada del todo. Las ramadas que en antaño eran paseo seguro de aquellos que no teniendo qué comer íbamos a ver cómo comían los que si tenían, ya no son lo mismo; hoy cobran por entrar, no para que no entre cualquiera (los marginados para estas cosas tienen plata) sino como un indicio inequívoco de que lo que importa es la oferta y la demanda. Pagar como ofrenda de amor a la patria o a la chingana que en pueblos como el nu...

Mercado Persa

E s muy curioso que la manera de llamar a estos lugares tenga su origen en una de las primeras civilizaciones. Que lo que cuando yo era un niño fuera un postrero intento para parar la olla o un paseo de domingo para ver si algo bueno se encontraba, sea hoy una manifestación cosmopolita de el innegable derecho que hoy tenemos a comprar. No venía antes por estos lares la gente linda y ahora son cada vez más ellos y menos nosotros. Las picadas poco a poco han ido cediendo su espacio a locales que ofrecen aromas y sabores traídos de tantas partes. Los puestitos que antaño nos esperaban con sus herramientas, piezas de diversos tesoros extraviados, libros, discos y objetos varios tendidos en el suelo, hoy se refugian en grandes y sanitizados galpones. La pobreza, el talento de ciertos artistas callejeros y las fuerzas de la ley son hoy tan parte del paisaje como siempre lo fueron las antigüedades y la variedad de colores. Como lo es ahora la variedad de razas, los idiomas que se con...

Apenas un esbozo de reflexión

H e intentado expresarlo en verso, en prosa e incluso desde el pacifico acto que puede ser el silencio. He preguntado, comentado y jamás me han respondido quienes piensan lo que les dicen lo que se debe pensar; mucho menos aquella ridícula minoría que aún cree que se debe expresar nuestra rotunda oposición a la violencia haciendo uso de más violencia. En mi pueblo chico se sigue matando y ocultando, sobreactuando y vociferando que cosas como éstas ya no deben suceder, que el respeto a los pueblos originarios es y seguirá siendo...la tierra que desde el inicio tuvo gente que convivía con árboles, ríos y volcanes sigue siendo vejada por aquellos que encapuchados imponen términos que solo pueden beneficiar a quienes quieren quedarse con tierras que nunca les han pertenecido. No me es posible creer que 478 años después, la conquista, a pesar de los incrédulos, se siga intentando. La historia oficial declara que fue parte del pasado, que hoy se respeta incuestionable mente la visi...

Los que realmente mandan

A lgo que no comprendo del todo es el por qué perder el tiempo debatiendo acerca de cuál es el partido político que mejor representa a las mayorías si cada vez es más evidente que no son precisamente los políticos los que mandan. Perdonen todos aquellos que todavía piensan que porque les permiten hacer una raya en un papelito cambian el destino de sus propios pueblos chicos; pero no elegimos nada, la democracia es solo un placebo; la estabilidad y el orden son lo que se busca y cuando el juego está validado, aunque sea por una minoría, entran con todo los que realmente mandan. Los que realmente mandan son los que traen el dinero que hace que los monitos bailen; no importa el color de sus banderas ni la lírica de sus ideas siempre y cuando permitan que su dinero les permita quedarse con nuestros bienes, con nuestros recursos y con nuestro futuro. Está más que probado que la cosa funciona de lo más bien así; es decir, los que tienen bienes materiales inevitablemente se volverán al...

El país de las oportunidades

E n los años ochenta la gente de mi pueblo chico solía decir que en el norte se encontraba el país de las oportunidades. Los países del centro y del sur o sufríamos de dictaduras o adolecíamos de subdesarrollo; parecía que el remedio solo se podía conseguir en aquel norte tan idealizado. La economía de libre mercado terminó dándole la razón a todos aquellos que postulaban que era una tremenda irresponsabilidad entregarle el manejo de los pueblos a aquellos que decían discursos bonitos y al fin padecían de las mismas codicias de los que aseguraban combatir. Aquellos fueron años muy convulsionados y aquellos que lograron llegar hasta el norte tuvieron que partir desde bien abajo; los ciudadanos de aquel norte tan anhelado no estaban dispuestos a realizar ciertos trabajos que por bajos salarios los recién llegados realizaron sin asco. Los años lo curan todo y aquellos que aguantaron y con el tiempo se disimularon y renegaron de sus raíces triunfaron dando fe de que era verdad que al nort...

La visita del que no cree

H ace algunos días visitó nuestro pueblo pequeño la más alta autoridad eclesiástica que nos podía visitar. Fue a la cárcel de mujeres donde vio niños y niñas que estaban presos, se reunió disimuladamente con los poderosos, recorrió templos y caminos; habló mucho y dijo poco; pero sobre todo, volvió a defender lo indefendible. Él que pide que creamos no cree en las personas; él que encabeza la fe de aquellos que durante siglos han creído sin ver, exige pruebas para creer en una verdad que sin necesidad de pruebas para todos es evidente. Pide que los jóvenes se conecten en un pueblo donde las peores cosas se escriben amparados en el anonimato de las redes sociales. Vino y se fue; su visita para pocos fue lo que se esperaba; muchos le vieron a disgusto por la televisión que aunque laica, obligo a justos y a pecadores a ver en todo momento aquello que hacía y omitía tan santo hombre. Los viudos de lo banal se apresuraron a escribir a los diarios exigiendo la inmediata reposición de la...

Antes que se acabara el siglo

P or precaución y para tener donde caerme muerto estudié en un liceo industrial; me titulé de mecánico y fui por la vida a ganarme el pan de forma definitiva. Hice la práctica y me quedé a trabajar algunos meses con un dos grandes seres humanos, pero el taller era muy chico y los trabajos no daban como para alimentar a tantos, razón por la cual me quedé, otra vez, con mucho tiempo para gastar los zapatos dibujando calles. Sabía que trabajo no me faltaría, además de la mecánica había aprendido ya varias cosas, poco a poco comprendía que escribir era bastante más que una tontera mía, así que me tomé algo de tiempo para volver a buscar un trabajo de esos que llaman estables. Tomé bastante (hace rato que tenía edad para hacerlo) me pasé días enteros en las bibliotecas públicas y en los centros culturales donde algo de cultura gratis estuviera al alcance de mis ojos, mis oídos y mis manos y cuándo a mi siempre ocupada madre, le pareció que era mucha la vagancia, y por una sugerencia...

Los que están abajo

L a mayoría de las personas que conocí en mi pueblo pequeño pertenecían y todavía pertenecen a los que están abajo. Esto de las posiciones sociales no lo inventé yo; eran y a pesar de los optimistas todavía son, y como va la cosa, parece que serán. La gente decente se encuentra en cualquier parte y entre los que están abajo ser decente es algo que según avanza la sociedad consumista parece ser cada vez menos práctico. A la gente pobre no le gusta ser pobre, no lo eligen...es por eso que trabajan, estudian y buscan organizarse junto a los suyos para heredarles a sus hijos un mañana mejor. Lamentablemente y debido a los caprichos de la política; cada vez menos de los que están abajo se dan cuenta que no es lo material lo que los saca de la peor de las pobrezas. Los pobres de cosas son cada vez menos y los pobres de principios son cada vez más. La política, en todas sus vertientes (democracia, populismo, y otros cuentos varios) se ha encargado de legislar cada vez más para que todo...

Los que están en el medio

N o sé en el pueblo de ustedes; pero en el mío están jodidos los que sobreviven en el medio. No de ahora, desde siempre han habido clases sociales y los más ricos disfrutan y administran más paraísos que todas las deidades de la creación juntas. Eso lo sabemos y debiésemos asimilarlo, de lo contrario el colon o la bilis nos hará la vida imposible. También desde siempre están los pobres; aquellos que de algo carecen y por eso deben ser ayudados. Años atrás eran muchos y a base de esfuerzo, trabajo, dedicación y de estudios fueron avanzando en algo que no dejará nunca de parecer una montaña. No es fácil ascender con seriedad y honradamente, pero es un hecho que se puede. Sin embargo no son pocos los que han aprendido que no es necesario el esfuerzo, pues tanto los que todo lo tienen, como los que todo lo desean se necesitan; y el problema lo tienen inevitablemente los que está en el medio. Trabajar casi siempre es algo mal visto; los que desde siempre todo lo han tenido cada vez t...