No podía ser de otra manera, me senté a ver el King Kong de 1933 con la sensación de que era un niño que pronto vería en acción un juguete esperado por muchos años. Sin embargo, no me imaginaba siquiera lo que me depararían los siguientes 90 minutos. Reí sin prejuicios (como sólo lo hacen los niños), me emocioné y me fascine con esta maravilla de película que es sin duda un claro ejemplo de porque le llamaron alguna vez a Hollywood la casa de las ilusiones.Fantásticos los efectos especiales, encantador el gorila, no muy buenas las actuaciones (pero qué se le va a hacer). no ha existido hasta hoy (que me perdone Peter Jackson) una versión digna de esta cinta original; puede ser el encanto del cine clásico, tal vez la convicción de que una historia sea creíble en el contexto de la década en que fue presentada. Esta película cumple con las reglas básicas de la entretención, no es difícil caer en la fascinación infantil antes descrita. Bueno, ahora la trama de la película, es como presenciar una variante de la bella y la bestia,con la salvedad de que ésta es una historia de amor imposible. Kong quien era un dios en su isla natal cae rendido ante la frágil belleza de una mujer, es arrebatado de su isla natal por inescrupulosos empresarios para ser arrastrado hasta la mismísima urbe donde será presentado como la octava maravilla del mundo. No cabe duda, si se animan a verla, será por mucho tiempo una de sus favoritas.


AMIGO, LE VAS A QUITAR LA PEGA AL ITALO PASSALACUA, SOLO E BASTA PONERLE NOTAS A CADA PELÍCULA, EL PROBLEMA ES QUE NUNCA ME HAS INVITADO A VER UNA PARA HACER MAS COMENTARIOS, RECUERDA DOS CABEZAS PIENSAN MAS QUE UNA.
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