
Desperté hoy a octubre con un
nudo en la garganta…la voz, aquella voz tan nuestra no grabará más. Una falla
hepática se la lleva, a ella que aguantó tantas penas aún más grandes. Siempre
humilde y solicita para quienes se le acercaron; clara y consciente de su papel
en la historia de nuestro continente.
Le llamaban “La Negra” y con
cuánto cariño pronunciaban las silabas de aquel apodo todos aquellos que la
conocieron.
Su voz, su incomparable estilo de
interpretación, su sensibilidad no pasaron en vano por estas tierras. Su
mensaje queda, queda en la gran cantidad de registros musicales que nos lega
esta necesaria artista. Cualquiera de las canciones que ella interpretó es
digna de ser llamada una obra mayor. No hay como explicarse aquella forma de
degustar los versos escritos por otros y ofrecerlos con un aroma único, un
sabor y un cuerpo que solo su voz podía darle a canciones que de cantarlas, las
cantaron muchos, pero ninguno como ella.
Hasta siempre compañera, mira
como al menos a mí me endulzaste las penas durante tantos años con tu sola
existencia, con tu manera de ver la vida…hace poco lo dijiste: la vida nunca
puede estar completa, menos lo estará ahora aunque queden los discos, los
documentales y las entrevistas. Al menos queda el consuelo de imaginar que
pedazo de peña tendrán en algún lugar del cielo junto a Don Atahualpa, la
Violetita y tantos otros que se llevaron el cuerpo pero nos dejaron lo más
grande, la voz, la voz que dice cosas importantes, la voz que nos habla de lo
que existe, la voz que no callara mientras quede una injusticia que cantar.
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