Existe alguien que nunca he visto y sin embargo aprecio...es decir; cuando pienso en él le envío bellos pensamientos. Hoy no está de cumpleaños (estuvo el miércoles, parece) pero lo celebra como cada día en que recuerda; por poco que sea; para él, cada recuerdo es motivo de fiesta.
Hace tiempo era como muchas personas que conocemos; es decir: una familia, un trabajo, una posición solida...pero un día hubo que vivir más despacio por algo de la mente. Lo vieron los entendidos y dijeron que su trastorno no estaba especificado, que su tristeza inevitablemente lo anclaría a veces a una depresión mayor y que existirían no pocos episodios disociados.
Lo que parecía terrible no cabe duda que lo fue...no pocas veces la vida nos detiene cuando nosotros no aprendemos cómo. El que era, ya no pudo ser más; entonces tuvo que aprender a ser otro. Los amigos más cercanos no siempre supieron como mirarlo sin sentir pena. Una pena que por cierto él ya nunca más sintió eterna pues, aunque enorme, como todo, era olvido.
El niño tomo posesión del cuerpo del que ya era hombre y recordó cómo era la inquieta espera por los seres amados...terrible se volvió a ratos el retraso de su amor y de los hijos. Su hija descubrió que tras un cuerpo grande puede vivir escondido un oso de peluche. Lo mimó como solo se mima a aquellos que nos roban el corazón, y no pocas veces, sintió también junto a él, aquella urgencia de abrazos que nos aborda a los más tiernos.
Ella me cuenta cosas; como el día aquel en que amigos que le ofrecieron la posibilidad de sentirse útil, en otro cumpleaños le organizaron una fiesta sorpresa. Él veía la torta y feliz comentaba- ¡Qué lindo...!! ¿Quién está de cumpleaños?- y sus compañeros le contaban que él y le cantaban el cumpleaños feliz; entonces se ponía muy feliz por un buen rato; iba al baño, salia a otra pieza un rato y cada vez que volvía comentaba:
- ¡Qué lindo...!! ¿Quién está de cumpleaños?- y sus compañeros le contaban que él y le cantaban el cumpleaños feliz. Lo cantaron cuántas veces él quiso saber de quién era la fiesta.
Al parecer emociones como estás le pueden hacer mal. Dicen que se va por varios días y que cuando vuelve no se sabe lo que pueda pasar y sin embargo siempre hay alguien que pregunta por él, llaman a la casa, lo van a ver y los amigos de sus hijos son ahora sus amigos...celebran con él, escuchan sus consejos y celebran junto a quienes desde siempre lo han amado su sola existencia, porque nada más les hace falta para saber que él es de aquellos que nos hacen esta pasada por la vida infinitamente mejor.
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