Esta conclusión que de ningún modo es una revelación para nadie se presta para más que un comentario, una reflexión de aquellas que pueden resultar demasiado sesudas y por tanto, no para todos atractiva. En mi experiencia la sentencia se cumple con muy pocas excepciones. Pienso que esta sensación nos queda pues al leer involucramos mucho más que al observar una pantalla. En este caso quiero recomendar algunos libros que por muy lejos son mejores que sus versiones cinematográficas. Ojalá les den ganas de leerlos:
Frankenstein: Obra de la inglesa Mary Shelley; apareció para nuestro deleite el año 1818. La historia ya por todos conocida, y esto es increíble, puesto que no es necesario haber leído el libro o haber visto alguna de sus tantas versiones cinematográficas para conocerla, nos habla de aquella antigua ambición de la ciencia que consiste en emular a Dios. En este caso, creando vida donde no la había. Aunque la mayoría de las personas asocia el nombre al monstruo, en realidad el apellido que le da el nombre a la novela es el del científico que se obsesiona en su afán por contrariar lo que dicta la naturaleza. Allí está la maravilla del relato; como un hombre puede llegar a perder ya no solo la cordura sino que también el control de sus acciones.
El monstruo; esa icónica imagen que habita en nuestra memoria (y que es el rostro del actor Boris Karloff caracterizado para las dos mejores películas que se hayan filmado sobre esta obra literaria: Frankenstein ;1931 y La novia de Frankenstein; 1935) no es sino el principal afectado por los aires de grandeza de su creador; repentinamente se ve lanzado a vivir una vida que no solicitó, cargando con un aspecto que no favorece en nada el camino a la satisfacción de las necesidades que se le van presentando. Estas frustraciones irán incubando en la creación del científico ya no solo desazón e incertidumbre, sino que además una ira que hacía el final del relato se volverá contra su propio creador.
Drácula: Segunda joya literaria que por más que se hacen y se hacen películas aún no ha recibido un trato digno (Quizás un poco en la versión de Francis Ford Coppola de 1992) Escrita por el irlandés Bram Stoker y publicada en el año 1897. El autor está claro, no inventó aquel enigmático personaje que se conoce como vampiro, pero sí lo dotó de las principales características que el saber popular le atribuye a los chupa sangre. El libro es un conjunto de cartas que escriben algunos de los personajes y deja claro el gran poder de persuasión del enigmático personaje principal de la novela. En resumen podemos conocer primero su inquietante vivir en Transilvania cuando Jonathan Hacker llega a su castillo para venderle unas propiedades en Inglaterra. Saber de sus novias y angustiarnos ante el cautiverio de Jonathan, los despiadados actos del conde que seducido por una foto de Mina (la novia de Jonathan) adelanta su viaje a Inglaterra. No solo sufrimos ante las desventuras de la pareja de novios, sino que también nos afecta todo cuanto sufre Lucy, la mejor amiga de Mina que es la primera en caer en las redes del vampiro. Conoceremos de la impotencia de los hombres ante la perdición de sus mujeres y seremos parte de una cacería que perdurará por mucho tiempo en nuestra memoria. Aunque después de tantas versiones es posible que conozcan las distintas partes del libro; su lectura es una experiencia distinta, un acto que ya sabemos, no puede ser comparado con ver una película sobre la obra.
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