Espero lograr que este sea un año especial; tengo algunos planes que espero resulten, espero concretar un viaje pendiente por muchos años y corresponder a algunas amistades antiguas y nuevas que merecen más y mejor tiempo por mi parte. Quise esperar además una semana para escribir mi primera entrada de este año porque estaba calendarizada para ayer la despedida de un artista que por lo demás admiro y respeto de sobremanera (es de aquellos que me han servido como reflejo, de quienes aprendo para bien o para mal). escribo sobre Jorge González; un niño terrible de la escena cultural en mi pueblo chico.
Voz, guitarra y alma de lejos la más importante banda rock de esta extensa faja de tierra al sur del continente americano. Siempre dio de qué hablar; a algunos les caía bien, a muchos les caía mal, pero descuiden, que al parecer ya no les tendrá que caer más porque, en un acto bastante lógico de su temperamento, decidió retirarse del mundillo artístico ahora que todavía puede hacerlo con cierta dignidad.
Imagino que no debo explicar quién es Jorge González (en el peor de los casos siempre están los navegadores para buscar información acerca de él y de su carrera artística) pero sí creo que es importante explicar porque le admiro. El hombre siempre incomodó al sistema establecido; sus enemigos no declarados tenían que aguantarlo en su calidad de ídolo y de generador de polémicas (después de todo el espectáculo precisa como al agua de todos aquellos que llamen la atención de la masa consumidora) y su presencia en los medios fue siempre, cuando menos contradictoria.
Un accidente cerebro-vascular lo dejo reducido a la mínima expresión de lo que se supone era este huracán sin filtros. No puedo evitar pensar en como se mofaran en secreto todos aquellos que fueron ridiculizados o expuestos por sus palabras, creer que él también lo piensa y por eso decidió salir de los escenarios. Espero que no del camino de los pensantes (sus últimas entrevistas dan claras señales de que aunque lento, su cerebro sigue estando lucido como pocos) porque nos hacen y nos harán falta siempre personas que empujen los cambios. Las inoportunas palabras que soltó ayer este "desagradable ser humano" son la raíz de un país que es posible solo gracias a que personas como él se atrevieron a expresar lo que otros solo pensaban.
A veces las palabras nos alcanzan y se nos vuelven en contra. El balance de lo logrado es el único capaz de decirnos si tuvieron o no tuvieron repercusión nuestros desahogos. Estoy seguro que pocos tienen esto tan claro como lo tiene Jorge González. No queda sino continuar disfrutando de aquella sensibilidad que nos lega momentos y composiciones en verdad notables. Volver a escuchar una vez más sus letras más conocidas y celebradas; asomarse a todo aquello que no tuvo por uno u otro motivo mayor repercusión (composiciones de su etapa de solista y de los últimos dos discos de Los Prisioneros principalmente) Algunas cosas sí son para siempre; los grandes cantores lo comprendieron llegado cierto momento: cuando se calla la voz son las voces que entonan las canciones las que dan vida eterna a quien las escribió.
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