El año 1997 fue un año que dio vuelta todo el panorama de aquello que yo entendía por vida hasta entonces. Fue un año en el que el principal desafió era enamorar a una mujer. Contado así se lee de lo más banal que alguien que se precia de ser un irreflexivo pudiese escribir. Pero espero que sigan leyendo...a ver si es que logro explicarme.
Enamorarse y sentir que ese amor puede ser correspondido es algo que todos y todas deberíamos sentir aunque sea una vez en la vida, y ¿qué tiene que ver este estado de embriaguez, de efervescencia y alegría inexplicable con ponerse a escuchar discos como el que le da titulo a esta entrada? Pa' otro la'o se llama este trabajo del músico Chichi Peralta y de ese fenomenal conjunto que resultó ser Son familia. La voz de Jandy Feliz (vaya nombre) quién muchos creímos que era el mentado Chichi, pero ya ven como son de locas algunas cosas relacionadas con el arte en general y de la música en este particular.
Escuché muchas veces el disco aquel año y le di una nueva mirada a aquello del lado contento de la vida. Concedí por vez primera que me daba por rendido ante un tipo de canto e instrumentación que daba más para bailar que para pensar. Pocas veces, tal vez ninguna, había sentido aquello antes de ese año 1997 en que ilusionarse, batallar y perseverar en enamorar a alguien parecía por primera vez otorgar algún tipo de resultado. Pero la calidad artística de este disco debut va mucho más allá de la tal vez ridícula anécdota personal de la que hago mención.
Es normal que tras estás enormes orquestas de notables músicos exista un director musical que pasa inadvertido frente a quien canta principalmente; había que darle crédito, no cabe duda, a quién componía y dirigía la orquestación de canciones tan bien logradas como Amor narcótico, Procura o Me enamoré al momento de valorar la calidad de un disco bailable con letras y música tan inolvidables (puede que Tecno Son sea la excepción a la regla en este disco). Puede ser que todavía haya quién recuerde que la música para bailar no ha tenido nunca que ser hueca para ser reconocida, aquí se preserva una notable posibilidad de oír arreglos musicales de los buenos, poesía cantada que por enamorada no tiene necesidad de ser melosa ni forzadamente dramática.
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