La que nació después de mí, heredó parte de
la belleza de nuestra mamá. Es bella estéticamente hablando y con el paso de
los años, el dolor y las decepciones también el modo de pensar se le ha ido
embelleciendo. Le cuesta perseverar en aquello que se propone, sin embargo, no
ha sido nunca de las que se dan por vencidas.
La más pequeña en edad es cómicamente la
más grande en estatura; es alta pero inevitable amorosa cuando quiere serlo.
Hace reír o hace llorar con la misma facilidad, es inquieta y rosquera, también
muy bella y estilizada. Tiene la vida por delante y parece que va por muy buen
camino.
Mis tres hermanas han sido madres y lo han
resuelto de maneras muy distintas. Las decisiones que han tomado con respecto a
sus hijos e hijas definen sus historias de formas tan distintas como
respetables según sus propias decisiones.
Lo que más admiro de ellas es que siguen
siempre adelante por difíciles que sean los
caminos que hayan elegido.
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