No hay un solo momento en tu vida en el que no tengas cuanto necesitas para ser feliz. La razón por la que eres infeliz es porque no dejas de pensar en lo que no tienes, en lugar de pensar más bien en lo que tienes en este momento.
La aprobación, el éxito, la alabanza, la valoración, son las drogas con las que nos ha hecho drogadictos la sociedad, y al no tenerlas siempre, el sufrimiento es terrible.
Vivir libremente, siendo dueño de uno mismo, es no dejarse llevar ni por persona ni situación alguna.
Mira dentro de ti, entiende que existe un generoso reino de felicidad autosuficiente. Tú no lo habías encontrado antes dentro de ti, porque tu atención estaba volcada hacia las cosas en que crees, o hacia tus ilusiones con respecto al mundo.
Lo malo es que la mayoría equipara la felicidad con conseguir el objeto de su apego, y no quiere saber que la felicidad está precisamente en la ausencia de los apegos, y en no estar sometido al poder de ninguna persona o cosa.
La mayoría de personas han sufrido tal lavado de cerebro que ni siquiera se dan cuenta de lo infelices que son: como el hombre que sueña y no tiene ni idea de qué está soñando.
Tienen que entender que la distancia más corta entre la verdad y un ser humano es una historia.
Ves las personas y las cosas no como son, sino como tú eres.
La gran tragedia de la vida no está en cuánto sufrimos, sino en cuánto perdemos. Los seres humanos nacen durmiendo, viven durmiendo y mueren durmiendo.
Si lo que decías era verdad, ¿dónde estaba la necesidad de gritar?
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