
He dedicado parte de mis vacaciones a ver documentales. Tenía varios en espera para su visionado pero no me había hecho el tiempo; un imperdonable error, pues que otro medio de enterarnos de lo que no nos mostraran jamás por televisión que los documentales. No me refiero por supuesto a aquellos que recorren el mundo para deleitarnos con la maravilla de la flora y fauna de nuestro planeta, ni aquel descarado ejercicio de algunos programas especiales con el fin de mostrarnos lugares donde se vive muy mal tal vez con el secreto propósito de que nos alegremos por todas las oportunidades que tenemos; elegir presidente, pedir prestamos, tener salud privada…por decir algo. Me refiero a documentales que muy difícilmente veremos por televisión.
El primero trata sobre la tenencia de armas en EE.UU. y los altos niveles de violencia en su sociedad; el segundo sobre la manipulación política y económica que se llevó a cabo tras los atentados a las torres gemelas en septiembre de 2001 y el tercero sobre la no existencia de salud estatal en los estados unidos. Los tres nos entregan valiosas moralejas acerca del país al cual cada vez nos estamos pareciendo más.
Puede ser que el trabajo de este cineasta y documentalista sea poco objetivo o tendencioso según sus opositores pero ver la vida con un solo ojo también lo es; vivir como si fuéramos lo que no somos también lo es y sobre todo dejarnos arrastrar hacia un modelo que le generará millones en ganancias a un pequeño grupo de adinerados resulta en algo mucho peor. Si verdaderamente queremos mejorar nuestro país, no sigamos los malos modelos que desde hace tanto nos han dictado como es que hay que pensar.


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