Es muy curioso que la manera de llamar a estos lugares tenga su origen en una de las primeras civilizaciones. Que lo que cuando yo era un niño fuera un postrero intento para parar la olla o un paseo de domingo para ver si algo bueno se encontraba, sea hoy una manifestación cosmopolita de el innegable derecho que hoy tenemos a comprar.
No venía antes por estos lares la gente linda y ahora son cada vez más ellos y menos nosotros. Las picadas poco a poco han ido cediendo su espacio a locales que ofrecen aromas y sabores traídos de tantas partes. Los puestitos que antaño nos esperaban con sus herramientas, piezas de diversos tesoros extraviados, libros, discos y objetos varios tendidos en el suelo, hoy se refugian en grandes y sanitizados galpones.
La pobreza, el talento de ciertos artistas callejeros y las fuerzas de la ley son hoy tan parte del paisaje como siempre lo fueron las antigüedades y la variedad de colores. Como lo es ahora la variedad de razas, los idiomas que se confunden lo mismo que forman parte de un nuevo sonido tan propio de este tiempo y este momento en que es urgente sentirnos parte de algo en común.
La pobreza, el talento de ciertos artistas callejeros y las fuerzas de la ley son hoy tan parte del paisaje como siempre lo fueron las antigüedades y la variedad de colores. Como lo es ahora la variedad de razas, los idiomas que se confunden lo mismo que forman parte de un nuevo sonido tan propio de este tiempo y este momento en que es urgente sentirnos parte de algo en común.
Comentarios
Publicar un comentario