Fascinan sus interpretaciones; la voz de Joan Baez es muy especial; recuerda a Amparo Ochoa pero es más dulce. Llegó con tres heridas (del poema de Miguel Hernández y música de Joan Manuel Serrat) es mi canción favorita del disco (y eso que me gustan todas). Es emocionante volver a escuchar estas canciones; su interpretación de Te recuerdo Amanda, por ejemplo, tienen aquella potente ternura que es capaz de hacerle frente a las más despiadadas acciones humanas. Escuchar Cucurrucucu Paloma (con mariachis y todo) eriza los pelos. Paso río es tan bella a la vez que breve y Rossinyol (en catalán y una vez más la influencia de Serrat) es una abierta invitación a un lenguaje que, por naturaleza, es una declaración de independencia. Las madres cansadas es una de esas canciones que cualquier dictadura buscaría censurar, pero no se puede, pues lo que se censura, en secreto se canta y se ama.
Una mención especial para Esquinazo del guerrillero, de Fernando Alegría y Rolando Alarcón que son dos nombres que merecerían ser mucho más reconocidos de lo que hoy son. Un disco para escuchar independiente del tiempo y de los temas que nos hacen anhelar la libertad y la tranquilidad para cualquiera que sea el pueblo que deba soportar cualquier tipo de dictadura.
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