El sentimentalismo, las rivalidades y la traición; cosas de mujeres... no, estoy más bien citando tres palabras naturales en el juego político. Una coincidencia quizás que La favorita sea la historia, ficcionada, de tres mujeres que convergieron en realidad en la Gran Bretaña a inicios del siglo XVIII. La reina Ana de Gran Bretaña, la última de los Estuardo se ve obligada a gobernar asesorada por su amiga de casi toda la vida: Sarah Jennings (futura Duquesa de Marlborough). A ellas se une la insidiosa Abigail Hill, que llegará a ser Baronesa debido a su matrimonio con el coronel Masham.
No es una película que busque rigor histórico. Considerada, tras su estreno, como la película más accesible de su director (el cada vez más interesante Yorgos Lanthimos). Más bien se sustenta en una historia de poder en donde los hombres son el adorno. Decoración de fondo, tan ridícula y pintarrajeada como en la historia del cine, y del poder, habían sido presentadas tantas veces las mujeres hasta entonces. Olivia Corman (la reina Ana) da vida de manera maravillosa a una niña grande que busca ser querida. Rachel Weisz (Sarah) y Emma Stone (Abigail) ofrecen actuaciones que son lo mismo inquietantes que magnéticas. Todo sentimentalismo, todo rivalidades donde debiese haber sororidad. Tres seres humanos puestos en una situación histórica en donde los caprichos del poder costaban demasiado caros para tantos.
El uso de cámaras, la iluminación y el cuidado en las vestimentas y la recreación de la época es un deleite para el espectador. La duración es adecuada y el ritmo del relato es incapaz de aburrir a nadie. No obstante hay quienes no disfrutaron del humor negro (y a veces innecesariamente escabroso) de la película, quienes exigen mayor rigor; quienes no entienden que, desde un comienzo, los responsables de esta obra de arte buscaban ofrecer otra cosa muy distinta a aquello que hasta entonces venía ofreciendo propuestas similares pero en muy poco iguales.



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