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Frases XXVII (Simone Weil)

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Simone Weil

  M e recordó a León Tolstoi, pero su vida me estremeció mucho más. Vivió sus primeros años a lo sombra de su hermano, que al parecer era muy inteligente, y llevó su compromiso con sus causas a limites muy difíciles de alcanzar. Se entiende que su imagen no sea demasiado conocida porque su postura de vida no es, en lo absoluto, una postura que pueda ser vendida. Renunciar a todos los privilegios (aunque estos sean pocos) no es cosa fácil y esta, en apariencia, frágil mujer lo hizo. No está en tazones, ni en poster, ni era, hasta hace poco motivo de estudio. Sus escritos fueron publicados, en su mayoría, de forma póstuma y su ejemplo se encuentra, en este instante, al alcance de cualquier intelecto. Fue profesora, más de una vez. Filosofa y activista. Obrera también más de una vez y por propia voluntad. Buscó una fe que le representara a lo largo de su muy corta vida y solidarizó más de una vez con quienes estaban en desgracia o eran excluidos. Dicen que cuando niña no comió azúcar ...

El lector de libros electrónicos (II)

A hora que podía tener muchos libros en un solo dispositivo. Ahora que podía tener incluso un libro de más de mil páginas y no sentir más peso que el de un moderno dispositivo en la palma de su mano, se propuso ponerse al día con los libros que la mayoría decía que eran las cumbres de la literatura. Mucho tiempo que quería asomarse a ese enigma que era "En busca del tiempo perdido"; había cotizado una bella edición que reunía, en una caja, los siete tomos pero no se había decidido a gastar esa cantidad de dinero para sí. Lo postergo hasta que, embriagado de alegría, supo que podía descargarlo y ponerlo en el lector electrónico que hace poco había tenido la suerte de comprar, en un muy conveniente precio, a una señora en el persa que visitaba al menos una vez al mes. Tres años demoró en terminar de leer los siete libros. "Por el camino de Swann", "A la sombra de las muchachas en flor" y "El tiempo recobrado" fueron sus favoritos. Se fastidió, como...

El lector de libros electrónicos

D esde siempre le gustó leer. Cada vez que se compraba un libro sentía que había adquirido un bien invalorable. No tenía dónde dejar los libros que compraba, así que los amontonaba cerca de dónde dormía. Nunca fue de la idea de acumular bien alguno, por lo que intentaba conservar, únicamente, los libros que todavía no había leído. Leía mucho; hasta cinco libros en un rango acotado de tiempo. El que le parecía más interesante lo terminaba primero; los menos interesantes iban quedando para el último. Los leía todos porque todos los libros son interesantes; unos más que otros, pero todos merecen ser leídos.  Iba de un lugar a otro caminando o en transporte colectivo; si es que el destino al que se dirigía se encontraba distante. No podía ir de aquí para allá llevando, en su pequeño bolso, todos los libros que estaba leyendo. Intentaba guardar en su bolso sólo lo necesario. Uno o hasta dos libros pueden ser necesarios y se debe dejar espacio, en ese bolso que portará solo lo esencial, ...

La favorita (2018)

E l sentimentalismo, las rivalidades y la traición; cosas de mujeres... no, estoy más bien citando tres palabras naturales en el juego político. Una coincidencia quizás que La favorita sea la historia, ficcionada, de tres mujeres que convergieron en realidad en la Gran Bretaña a inicios del siglo XVIII. La reina Ana de Gran Bretaña, la última de los Estuardo se ve obligada a gobernar asesorada por su amiga de casi toda la vida: Sarah Jennings (futura Duquesa de Marlborough). A ellas se une la insidiosa Abigail Hill, que llegará a ser Baronesa debido a su matrimonio con el coronel Masham.  No es una película que busque rigor histórico. Considerada, tras su estreno, como la película más accesible de su director (el cada vez más interesante Yorgos Lanthimos). Más bien se sustenta en una historia de poder en donde los hombres son el adorno. Decoración de fondo, tan ridícula y pintarrajeada como en la historia del cine, y del poder, habían sido presentadas tantas veces las mujeres hast...

Tres libros especiales

 Para saber "algo" más del peso literario o del "valor" humano de Gabriela Mistral existen, hoy más que nunca, demasiados libros. Hay tres que a mí me produjeron algo mucho más elevado que una grata impresión; tres que me emocionaron, despertaron mi curiosidad y cimentaron el respeto que guardo por una persona y una autora que, en palabras del enorme Jorge Luis Borges (a quién claramente le faltaron años para poder seguir leyendo), es un "mito chileno".  El primer libro especial me lo regaló una estudiante que es ahora directora de un jardín infantil. Cynthia Véliz; mujer maravillosa y sensitiva al grado de no poner reparo alguno para regalarme una viejísima antología que andaba dando vueltas en su familia hacía más de veinte años. Me consta que el libro era de ella porque aún conserva su nombre escrito con lápiz pasta en una de las primeras hojas. Me lo prestó primero; el tomo es muy abundante en materia de textos e imágenes. No hubiese sido para nada fá...

Locas Mujeres

  D emoré en ver por primera vez este documental que dio mucho de qué hablar a partir de su aparición (y eso que la directora, al parecer, evitó todo cuánto pudo caer en algún tipo de sensacionalismo). Más cercano al intelecto de la supuestamente homenajeada en el documental, había dedicado el tiempo principalmente a su producción escrita en torno a temas tanto sociales como de defensa de las minorías (mujeres, niños e indígenas; en ese orden). Fue en la página de una municipalidad esa primera vez que lo vi. Sabía de antemano que el posible propósito de la directora, María Elena Wood , era presentarnos, mediante su relación con la más reconocida de sus albaceas, Doris Dana , a una Gabriela Mistral mucho más cercana. A mi entender es muy poco lo que lo logra, si es que ese era en verdad su propósito. Lo que se logra es empatizar con una completa extraña, Doris Atkinson sobrina y heredera de Doris Dana. A ella le cae en azar tener que cumplir con un deber familiar que claramente le ...