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Torres de Babel

E stuve mirando un vídeo que daba una nueva interpretación al mito de la torre de Babel, aquella historia que puede ser encontrada en el Antiguo Testamento y que da testimonio de un Dios que no era un Dios de amor. El vídeo, cristiano por cierto, trata de explicar que sí y tiene buenos sustentos pero...más allá de ponerme a pensar las motivaciones de este o cualquier otro tipo de dios, el hecho de personas distintas entendiéndose al grado de ser capaces de edificar algo como aquella torre, es lo que, desde siempre, me ha dado en qué pensar. Sólo por si a caso, puede ser que alguien no sepa de qué estoy hablando, contaré que en Génesis (primer libro del Antiguo Testamento) se cuenta que todos los hombres de la Tierra hablaban la misma lengua y usaban las mismas palabras. Buscaban donde quedarse a vivir y llegaron a Senaar (Babilonia) y quisieron edificar una torre que les permitiera llegar hasta el cielo pretendiendo protegerse de otro diluvio (se supone que el mundo estaba habitado por...

Porque escribí (Enrique Lihn)

P orque escribí no estuve en casa del verdugo ni me dejé llevar por el amor a Dios ni acepté que los hombres fueran dioses ni me hice desear como escribiente ni la pobreza me pareció atroz ni el poder una cosa deseable ni me lavé ni me ensucié las manos ni fueron vírgenes mis mejores amigas ni tuve como amigo a un fariseo ni a pesar de la cólera quise desbaratar a mi enemigo. Pero escribí y me muero por mi cuenta, porque escribí porque escribí estoy vivo. Estas dos ultimas estrofas de uno de los poemas más hermosos de Enrique Lihn han sido algo así como un manifiesto, un pretender decir por medio de los versos de otro aquello que hubiesen querido decir primero mis palabras. Las leí en un libro cuando la adolescencia, por supuesto que las escribí en mi cuaderno de notas y empecé a soñar con poder algún día comprar el libro completo. Pasaron los años y lo perdí de vista en los estantes de las librerías, incluso encontré una nueva edición mucho más completa y revisada, pero yo quería una ...

Canción infantil (Joan Manuel Serrat)

  H e estado escuchando los primeros discos de Joan Manuel Serrat . He puesto especial atención a sus canciones en catalán y he estado recordando momentos en que me acompañó la bella poesía de sus grabaciones en español. Me estremece la poesía de Serrat que está a la altura de los poetas a los que a veces interpreta, su guitarra y los arreglos orquestales que desde la más temprana adolescencia me han emocionado. Se me antoja terrible constatar que algunas canciones de este disco, en particular, tienen hoy para mi mayor significado que nunca ( Soneto a mamá , Decir amigo o Para vivir ) que otras ( De parto , Romance de Curro el Palmo o Edurne ) aún son capaces de emocionarme desarmando mi supuesta bien templada fortaleza. Este inesperado viaje al origen de un grande que tras muchos años ha comenzado a despedirse me ha dado tanto en qué pensar. He vuelto a recordar a tantos que quizás no imaginan lo mucho que les recuerdo. No pocas veces escuchar algunas canciones lo transportan a...

Hable con ella (2002)

U na película de Pedro Almodóvar en donde las mujeres casi no hablan. Dos historias masculinas abrumadoras a la vez que melancólicas. Bella música y dos actores que nos emocionan debido al contraste de lo que se calla y lo que se expresa. Me gustan mucho algunas frases, el enfermero al que tan magistralmente le da vida Javier Cámara , la profesora de baile que, entrañable como siempre, compone Geraldine Chaplin . El contraste entre una mujer torera ( Rosario Flores ) y un periodista ( Darío Grandinetti ) enamorado de ella que no ha dejado de amar a su ex y aún así, le permite, al periodista, olvidar un amor que pensaba inolvidable.  Alicia ( Leonor Watling ), bella, etérea postrada en cama, cuidada con esmero por aquel enfermero que ha llegado a amarla al grado de haber pensado en casarse con ella tras haber cometido un acto horrible y que es presentado de una manera trágicamente poética, por un director habituado a los excesos tanto musicales como estéticos, por medio de una pelí...

Novena conciencia

D esde los seis y hasta los diecisiete años cualquier actividad laboral que yo realizara tenía como fin último entregarle dinero a mi mamá para que pudiese gastarlo en pequeñeces de aquellas que siempre hicieron falta en la casa. Mi hermana mayor trabajaba, mi hermana menor trabajaba y tengo la certeza que de vez en cuando mi medio padre trabajaba y aun así nunca dejó de faltarnos comida o comodidades. Si yo o cualquiera de los que en aquella casa dormían quería avanzar un poco en aquello que llaman ser alguien , por necesidad debía partir de cero.     Mis hermanas se iban pero volvían; yo me quedé algunos años más ayudando a mi mamá y a mi medio padre en lo que hiciese falta, pero bordeando los veinte años me propuse partir para no volver. Independizarse nunca ha sido algo realmente fácil, sobre todo cuando no se cuenta con patrimonio alguno y quien decide independizarse no tiene siquiera un trabajo medianamente estable; por eso apoyé a mi hermana mayor cuando compró u...

Cuando usted y yo salimos a caminar

C uando usted y yo salimos a caminar, usted mira los jardines de las casas. El diseño arquitectónico, las ampliaciones o el material de las terminaciones. Yo miro las plazas que están cerca y los caminos que recientemente han sido pavimentados. Usted mira las flores y yo a las personas que, cada vez menos, asoman sus rostros para vernos pasar. Usted hace comentarios acerca de aquellas casas que buscando diferenciarse de las casas vecinas exceden su refinado buen gusto. Yo, que no tengo ningún gusto, comento que me quedo con las casas más humildes que son precisamente las que a usted menos le gustan. Miro a la gente que está parada o regando los árboles a las afueras de esas casas. Aquellos que conversan sentados y miran a quienes pasan con una no siempre disimulada desconfianza. Usted mira a los niños o a las mascotas que siempre son rescatables, no así los adultos, que como usted, son llevados a su idea y es casi imposible redimirlos de su falta de gusto o de modales. Los caminos que ...

Lo que pudo ser y claramente no es

      H ay quienes dicen que en el comienzo de todas las cosas no era un hacedor, sino que era una hacedora. Que la fertilidad de los montes solo se puede explicar por medio de quien ama y no de quien castiga.     Las primeras gentes tuvieron miedo de la noche, de los aullidos y del rayo que volvía nada los troncos que secos bajo la niebla ardían.      Si bien es cierto; las hembras pueden hacer cualquier cosa, desde el comienzo de todo lo que fue y será, acunan a sus crías. No todas, es cierto, pero si la mayoría.     De ahí que sea tan difícil atreverse a creer que ser dócil nos proteja de todo aquello que nos aterra.      El miedo es masculino y la ternura femenina; la guerra suena como ellas, pero es el lenguaje natural en que se entienden ellos.      Dicen que en el comienzo también hubo diosas de la guerra, hacedoras de cosas y sentimientos que a través de los tiempos aprendimos a atribuirle solo a los...