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Isaac y Nora Latin & love studies

  N o tengo explicación alguna. En realidad no tengo perdón. Ni yo entiendo cómo es que he tardado tanto en comentar la música de una familia que me tiene profundamente cautivado hace varios años. Miro sus primeros videos (grabados por la madre), me quedó petrificado ante los arreglos (tarea del padre), admiro la maestría de los vientos (especialidad del hijo) y muy, pero muy por sobre todas las cosas, quedó hechizado por la voz de la vocalista principal de las canciones (la hija). Me emocionan las bendiciones y los buenos deseos que les ofrecen sus seguidores que han visto crecer a la niña y al niño y admiran la entrañable escuela musical en la que año tras año, la familia obtiene cada vez más altos logros. El disco Latin & love studies es el segundo de Isaac y Nora que son dos hermanitos franceses que tienen millones de visitas en sus videos subidos a You Tube, miles de reproducciones en las plataformas musicales y un muy certero ejemplo de sus potencialidades en esta revisió...

El Artista (2011)

  L a primera vez que vi la película (verano del 2012) me pareció interesante. Venía precedida de muy buenos comentarios, cargada de premios y con diez nominaciones a los premios de la academia de cine de ese año. Recuerdo que no le encontré mayor gracia a hacer lo que ya habían hecho, de manera magistral, otros renombrados directores que por cierto habían rodado obras sobre lo mismo y justo esas obras me gustaron mucho. La segunda vez (ayer por la noche) más de diez años después de haberla visto por primera vez, las referencias o copias ya no me molestaron tanto y pude disfrutar el melodrama mudo con el que el director francés Michel Hazanavicius había cosechado tantos elogios.  Una película en el año 2011 no dejaba de ser pretencioso, como pretenciosos serían los musicales que se comenzaron a filmar algunos años después con la excusa de la nostalgia por la "magia" del cine de antaño pero resulta si quien la ve se entrega a la historia de un actor del cine mudo en decadenci...

Hombres (V)

  U n hombre mayor que yo del cual no viene al caso recordar ahora ni su nombre, ni la situación puntual en que intentó “ aconsejarme” me sugirió que, habiendo ya pasado los quince años, era tiempo de que tuviese una polola. Le expliqué que no había encontrado todavía ni el tiempo, ni la mujer con la cual poder conversar, que no me resultaba nada fácil establecer una relación debido al profundo respeto que me producían las mujeres. Recuerdo hasta el día de hoy el rostro descompuesto de aquel hombre mayor al cual le faltaba madurar mucho todavía - él esperaba llevarme a mi primer prostíbulo apenas cumpliera los dieciocho años - sin alcanzar a entender aquellas futilidades de las cuales yo le hablaba. Me dijo bastante molesto que: si de verdad estaba esperando aquello es porque algo no andaba demasiado bien con mi hombría ; que las mujeres a esa edad eran para besarlas y tocarles las pechugas. Creo entender su preocupación; lo que pasa es que por entonces yo era bastante extraño; d...

Mujeres (V)

E ncontré en aquella esquina que no visitaban las compañeras y compañeros exitosos del liceo a Beatriz y a Cristina quienes me ofrecieron por primera vez el enigma de las mujeres que no tienen miedo a ser ellas mismas. Allí estaban, aparentemente sin precisar de nadie, seguras pero solas como solos estábamos Andrés y yo. Les frecuentábamos de vez en cuando…Andrés enamorado y yo enamorado de otras muchachas distintas, muy distintas de las dos pensadoras que sabias, nos oían hablar de penas de amores. Beatriz tenía su propia historia de amor, extraña… pero historia de amor al fin y al cabo (cosa de la cual ninguno de los otros tres podíamos presumir). Yo miraba a veces a quien ella decía amar y palabra que algo no me calzaba. Ella era como nosotros; es decir de aquellos y aquellas que parecen destinados a estar solos, sin embargo, aseguraba que él que claramente había nacido para moverse entre triunfadores en verdad la amaba.     Observaba a esta adolescente que me pa...

La lectura (VI)

  * C uando todavía era niño y caminaba por el centro de Santiago, en aquellos días que parecían eternos, inevitablemente terminaba parado frente a las vidrieras de la más grande cadena de librerías de la capital. Miraba por largo rato los libros en las grandes repisas; hechizado entonces, traspasaba las puertas olvidándome de que no tenía la ropa ni la edad adecuada para entrar en las grandes tiendas. Muy poco tardaba en acercarse un dependiente que, invariablemente mirando con desconfianza mis grises vestimentas, me decía en voz baja (como para no interrumpir a los distinguidos clientes) que saliera de inmediato.     Volvía otros días, anhelando no encontrar al mismo dependiente, sin embargo, cada vez que entraba se repetía la historia. Me pedían que saliera no importando quien fuera el dependiente de turno. Es verdad, no tenía por entonces dinero para comprar los libros, pero no recuerdo que me expulsaran de otras librerías. Por eso fue que prometí que cuando fu...

La lectura (V)

P ienso que entre los 10 y los 13 años fui un pésimo ejemplo de niño en la escuela. No jugaba en los recreos por desconocimiento y desinterés en los juegos que interesaban a mis compañeros e incluso a veces me hacía expulsar de la sala premeditadamente para poder ir a la inspectoría con la finalidad de estar cerca de los libros que usaban los estudiantes de los cursos más grandes.     El inspector era un señor muy bonachón; el abuelito perfecto según yo, sabía muy bien que me aburría lo extremadamente conservadores y conservadoras que eran mis profesores y mis profesoras. Que los contenidos que me correspondía estudiar por edad en castellano, historia y ciencias naturales yo ya los conocía por lecturas anteriores. Él era mi cómplice, el responsable directo de que yo, tanto en los recreos como en aquellas clases donde no me podía aguantar por tanto tiempo en la sala, anhelase estar en su oficina leyendo los libros que él guardaba en un gran estante.     ...

Dedicated to you (Ella Fitzgerald)