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Mostrando entradas de febrero, 2011

El Mago de Oz (1939)

O tra maravilla de la historia del cine con caracter inmortal. Nos transporta de un Kansas en sepia al maravilloso tecnicolor de un mundo en verdad mágico, tomando en cuenta la época en que se filmó esta película. La niña genio Judy Garland titulándose de icono del cine como Dorothy; un espantapájaros sin cerebro, un hombre de hojalata sin corazón y un león cobarde son a penas el comienzo de una extensa paleta de personajes entrañables. Basada en el libro de L. Frank Baum es un cuento de hadas de aquellos que se legan de madres a hijas y además un notable musical. Dirigida por tres notables directores, pero atribuida finalmente a  Víctor Flemin g (quién, como algunos sabrán, también dirigió otra de las películas más famosa de todos los tiempos: Lo que el viento se llevó ) es una obra sin igual; de aquellas en que se gastaron millones para otorgarnos la sensación de que los sueños al menos frente a una pantalla pueden ser posibles. También nos encontramos con efectos sorprend

Una vuelta por el mundo

M e gustan los documentales que me permiten ver al mundo tal como es; están los de paisajes inhóspitos donde el hombre a penas ha posado sus destructivos bototos; otros que muestran culturas y tradiciones que se oponen al paso del tiempo. Algunos documentales en palabra de las masas “son hermosos”, por los paisajes, los seres vivos que nos presentan y porque verlos serena nuestra alma. Pero mis preferidos no son esos; a mi me gustan los que muestran lo que la mayoria se niega a ver. A saber dos recomendaciones para quién quiera sentir cositas en la pancita. La Isla de las flores (1990) En rigor es un corto muy popular en la red (se puede ver en You Tube) que muestra la ruta de un tomate y como a veces los seres humanos nos olvidamos de pensar y casi siempre de sentir con respecto a las necesidades de otros seres humanos. Es irónico, fresco y nos propone desde un comienzo reconocer a aquellos que en la escala de valor se encuentras incluso por debajo de los cerdos. Parte acla

Ella

E lla entró en mi vida con un buenos días; abrió una puerta y quien sabe si con buena o mala intención dio media vuelta y se alejó otorgándome finalmente los peores días. Me miró entonces fastidiada, escondida detrás de los fríos muros que por entonces le daban seguridad. Fue amor a primera vista a pesar de mi escepticismo, amor por mi parte, miedo y desconfianza por el de ella. Por aquel tiempo aprendí a prestar atención a algunos gestos, a algunas palabras y miradas que en el fondo de mis propias inseguridades permanecían inexplorados. Aventuré algunas citas para delatarme torpe e inexperto. Eso, lejos de alejarle, le fue acercando. No creyó de inmediato en mi ritual de la lectura y el cine. Era poco probable que en edad de trasnoches, mujeres y copas el extraño enamorado pudiese ser hallado los fines de semana en casa. Mostró interés y entonces supe que detrás de su silenciosa desconfianza esperaba una luz que quería ser compartida. Iluminó tenue los caminos que yo había recor

Michael Moore

H e dedicado parte de mis v acaciones a ver documentales. T enía varios en espera para su visi onado pero no me había hecho el tiempo; un imperdonable error, pues que otro medio de enterarnos de lo que no nos mostraran jamás por televisión que los documentale s. No me refiero por supuesto a aquellos que recorren el mundo para deleitarnos con la maravilla de la flora y fauna de nuestro planeta, ni aquel descarado ejercicio de algunos programas especiales con el fin de mostrarnos lugares donde se vive muy mal tal vez con el secreto propósito de que nos alegremos por todas las oportunidades que tenemos; elegir presidente, pedir prestamos, tener salud privada…por decir algo. Me refiero a docu mentales que muy difícilmente veremos por televisión. Comencé el ciclo con los tres trabajos más conocidos de Michael M oore ; aquel muchachón que tantos dolores de cabeza les ha dado a los republicanos estadounidenses: “Bowling for Columbine” (2002) , “Fahrenheit 9/11” (2004) y “Sicko” (200