D ebo reconocer que mi demora en leer este breve y entretenido libro se debió principalmente a un serio prejuicio nacido de la natural relación que en mi subconsciente se establece entre el muy poco soportable personaje principal de esta obra y la hostigosa factoría Disney. (Es increíble la cantidad de obras literarias arruinadas por Disney) Me gustó harto la película Descubriendo Nunca Jamás (Marc foster; 2004) donde se contaba la génesis de los libros sobre este mundo donde los niños nunca crecen. Desde entonces quería leer el libro pero lo fui postergando en beneficio de otras lecturas que me parecían más urgentes. El año recién pasado descargue en mi tablet la versión ebook con que ilustro este comentario. Debo confesar que en cuanto lo empece a leer, no pude si no terminarlo de una vez; es en general de aquellos libros que se atesoran por muchos años. Se puede encontrar en él muchísimo más de lo que se puede encontrar en la mejor de sus adaptaciones cinematográficas. (Para