* He visto muchas veces al niño Jesús en las calles. Aferrado al brazo de sus padres, aguardado a que alguien de la multitud les compre un chocolate o un parche curita para pagar el pesebre en que duermen por las noches. Lo he visto más grandecito, sin camisa, tirando agua y jabón con una botella en los nublados parabrisas que eran y que son la pantalla a un mundo distinto, ofrecido debajo de los semáforos. He visto a los reyes magos detenidos en una comisaria. Intentando explicar lo inexplicable. Decir sin ser escuchados que tener un color de piel y un habla distinta no les hace sospechosos ni menos culpables de los crímenes que no cometieron. Seguí muchas estrellas fugaces que me llevaron a lugares cada vez menos distantes donde la navidad es apenas una noche de pena donde nunca hubo ni habrá paz porque los hombres y las mujeres de buena voluntad no se quedan jamás. ** Entregué y recibí regalos muchas veces. Me emborraché con el viejito pascuero y compartí con