E l problema no está en que ahora haya tantos problemas: la falta de honradez, la mediocridad, el arribismo...el problema está en que cada vez más, vemos los problemas como algo que ocurre fuera de nosotros. La culpa la tienen los otros. Nos sentimos mal, y entonces hablamos mal. Se nos llena la cabeza y el alma de angustia, impotencia ante tanta banalidad e injusticia. Escribimos como si en nosotros no hubiese error cuando el error más irremediable es no ser capaz de verse uno mismo claramente. No es que desde siempre haya pensado así; también por muchos años cargué con el peso de todo aquello que tantos prefieren no cargar. Miré a los otros y me descubrí muchas veces molesto por todo cuanto no iba ni va bien. Pensaba por entonces que en el silencio se hallaba la paz, después le creí a quienes me dijeron que en la violencia estaba la solución a todos los males que aquejan a este y muchos otros pueblos. Ni la pasividad ni el encono me sirvieron de mucho...los males seguía