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Mostrando entradas de septiembre, 2011

Yo te quiero libre

Y o te quiero libre, libre y con amor, libre de la sombra pero no del sol. Yo te quiero libre, como te viví, libre de otras penas y libre de mí. La libertad tiene alma clara y sólo canta cuando va batiendo alas, vuela y canta, libertad. La libertad nació sin dueño, y yo quien soy para colmarle cada sueño, y yo quien soy para colmarle cada sueño. Yo te quiero libre y con buena fe, para que conduzcas tu preciosa sed. Yo te quiero libre, libre de verdad, libre como el sueño de la libertad.                                                                                                 (Silvio Rodríguez)

Todos tenemos un precio

L eí que alguien sostiene que todos tenemos un precio y las preguntas como es natural me cayeron encima como agua que no te deja ni ver. osea que por más que crea en la libertad de quien se educa tarde o temprano alguien puede venir y comprar mis convicciones. Según esto Gandhi , Allende y Pancho Villa tenían un precio y solo era cosa de seguir esperando. ¿Cuánto pagaran por un anciano de esos que andan botado por la calle? He visto varios por estos días, ¿ será a caso por eso que algunas mujeres todavía se atreven a cobrar por entregar un momento de vacío amor? ¿Cuánto costara el hambre de aquel que sufrió sin saber que los economistas a todo y a todos le ponen un precio? ¿ Cómo podría saberlo? si lo expulsaron de todas partes porque su presencia incomodaba a los clientes que de tanto asco e incomodidad hasta dejaron de comprar...cosa muy grave en estos días; porque no importa que alguien muera de frío en un cementerio; pero si importa que la gente deje de comprar. Las tremen

A veces no me dan ganas de escribir

C ada vez vengo menos por aquí. No es por falta de interés, ni por falta de tiempo. Solo vengo poco. Está pasando tanto y yo mirando; no me salen palabras y sin embargo los ojos...los ojos cada vez más abiertos. El oído atento como nunca y el corazón, el corazón confundido porque aunque soy fuerte no presumo de invencible. He estado mirando y escuchando a algunos hombres viejos. Creo que busco lo que ayer encontraba en ellos y ya no encuentro. Miro el rostro de antiguas mujeres que de tanto disimular su transitar la vida sonríen con un sutil desvío en la boca. Las personas ya no temen al no saber. Estos días son benignos para con todos. Como nunca y más que nunca podemos ser...basta con dejar ser a todos los demás. Ya pocos hablan de cambiar al mundo; debe ser porque en estos tiempos es del conocimiento público que el mundo en estos últimos años ha cambiado a muchos y muy pocos han logrado cambiar algo cuando están molestos. Las personas se adaptan o enloquecen. Cada vez es

Un poco de Julio Verne

H ace un tiempo...en la memoria de muchos niños había un autor ineludible; un mago que podía ver más allá que cualquiera. Se adelantaba a los inventos y sabia de ante mano lo por venir. Él vio primero el submarino, los cohetes a la luna, internet  y pobló de inolvidables aventuras las tardes de millones en el mundo entero. Hablo del francés Julio Verne (1828-1905)  de quién comentaré a penas tres libros dejando en claro que su obra fue tan vasta como fascinante. Llevado al cine en cientos de oportunidades sus libros son ideales para quienes quieran vivir grandes aventuras, así que ojala, si es que nunca los han leído este sea apenas un comienzo. Miguel Strogoff: Junto a "La vuelta al mundo en ochenta días", es una de las novelas más conocidas de este autor. Cuenta la historia de un joven siberiano que es obligado a servir como correo del Zar en tiempos de la invasión de Siberia por parte de los tártaros. Debe ocultar su identidad a todo aquel con que se cruce (incluso a