O tra de aquellas películas que hacen de Alfred Hitchcock un director sin igual. El juego del gato y el ratón jugado de forma magistral. En un único decorado (un departamento) ocurre un asesinato; dos jóvenes ex estudiantes lo comparten y en pos de una arriesgada prueba de agudeza mental tras un asesinato invitan a su antiguo maestro a una muy singular velada donde los egos pueden ser finalmente la peor trampa. Más cercana a una obra teatral (de hecho está basada en una obra de teatro) que a una película propiamente tal; juega con la idea de haber sido filmada en un solo rollo. (estilo que en años muy recientes estaría exageradamente de moda) sensación que se logra con un magistral trabajo de edición. Los muchachos que convocan a tan osada velada no están solos con su antiguo mentor; hay otos invitados que le otorgan mayor tensión a cada una de las situaciones que se van viviendo. Lo que no obedece lugar a dudas es que nos encontramos de nuevo con un inspiradísimo James Stewart e