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Mostrando entradas de noviembre, 2008

Los terroristas

C uando niños nos hablaban de los terroristas. Nos enseñaban a temerles y a despreciarles. Decían que ellos volaban las torres de alta tensión, que ellos asaltaban los bancos y que el miedo era su forma de validarse... la televisión lo decía, la radio lo decía y la mayor parte de la prensa, también lo decía. Sin embargo, a quienes conocíamos a algunos de ellos, esos terroristas no nos provocaron nunca verdadero terror. Los otros, los otros sí que nos aterraban. Salían por cientos montados en sus camiones, con los rostros ocultos en negro, fusiles, bototos, boinas y pistolas al cinto. Esos que recorrían los pasajes olfateando sospechosos, destrozando puertas muros y colchones a su paso. Apuntado a los hombres e insultando a las mujeres y aunque les debíamos obedecer sin oponer resistencia alguna y a pesar del terror que nos infundían, no dejábamos de mirarlos nunca a los ojos. Ellos buscaban a los que se suponía eran los malos en aquella historia, buscaban a personas que nosot

Escribir y pensar

M e acuerdo que escribía mucho, lo que no significa que tuviese buena letra; ni siquiera muy buenas ideas. Escribía por que no hablaba - para qué, si de todos modos cuando yo era niño a los niños no se les escuchaba -. Escribía en hojas sueltas y escribía con un lápiz pasta (bolígrafo, le llaman en otros países) los temas; aquello que veía a diario: relatos de la clase baja, de marginados; por entonces en lo escrito no había espacio para la imaginación. Recuerdo que escribí varios cuentos a los que pretenciosamente junté bajo el título de  Cuentos Humanos. Sin embargo estos escritos nunca me han terminado de convencer. Yo pretendía escribir relatos realistas como los que leía en los libros de  Máximo Gorki  o de  Manuel Rojas ; pero no logré nunca convencerme de mis propios escritos; de todos modos los guardé y ahora permanecen junto a otros escritos que por cierto tampoco me convencen. Sin embargo, aunque no me convencí y aún sigo sin convencerme del todo, seguí escribiendo

20 Grandes Éxitos: Facundo Cabral

L as presentaciones en vivo seguro son la especialidad del estilo Cabral; el poeta y su guitarra acompañados de la complicidad silenciosa de un publico que ríe tanto como reflexiona con un repertorio que además de bello es cercano. Sin embargo, no está de más comentar que Facundo Cabral también ha grabado sus versos y su música en discos donde no está el complemento ideal para su filosofía de vida: el público que lo oye.  20 Grandes Éxitos , seguro que reúne lo que se debe escuchar del cantautor argentino: intimismo, retratos familiares, conceptos sociales y el infaltable amor que parece ser una constante de los poetas. Oír este álbum (CD si lo prefieren) es similar a permitirse un grato momento junto a un querido amigo que desconocíamos tener, y un complemento esencial para quienes ya han disfrutado de las grabaciones en vivo.  Puede ser que alguien nunca haya escuchado alguna versión de No soy de aquí ni soy de allá , o que no reconozca de ninguna parte Con una flor en la mano ; si

El sentido de las palabras

E ntre los apuntes que saqué quién sabe de dónde, encontré un fragmento de Julio Retamal que habla sobre el significado de las palabras. Es un breve texto que quiero compartir para que si alguien lo lee se plantee sus propias reflexiones al respecto. Puede ser que más adelante yo suba mi irreflexión acerca del asunto. "Echo de menos el heroísmo, el sacrificio, la renunciación, la resignación…Hasta que prevalecieron las ideologías, había esos valores. Hoy parecen haber muerto. Además se han confundido los términos y las significaciones. Se habla del amor, por ejemplo. Pero ¿de cuál amor?, ¿el amor libre? ¿el amor homosexual? ¿eso es amor? Y si se habla de paz, ¿de qué paz? ¿de la que se dice buscar, con armas en las manos? ¿con rencor y espíritu de venganza? ¿se dan cuenta de que ya ni sabemos lo que significan las palabras?."