C uando me enteré que mi madre no era ninguna santa...la empecé a querer más. Al comienzo mi madre fue el mejor padre que pude tener...hacía el final; fue algo parecido a una hija. Desde niño supe todo acerca de los problemas que aquejaban a mi madre...ella no supo nunca acerca de los problemas que me aquejaban a mi. Mi mamá y yo fuimos por muchos años compañeros de trabajo, sol y noche, agua y aceite...pero nunca madre e hijo. Mi mamá le cuenta a todos que de niño yo no hablaba; yo nunca le había contado a nadie que ella no escuchaba. Todo cuanto fui y soy se lo debo a mi madre.