L o conozco a él hace relativamente poco...lo he escuchado hablar, considero sus fotos verdaderas obras de arte, me gusta cuando ejecuta con solemnidad cada uno de los instrumentos que sabe tocar, me sumé a su extraña locura de querer comunicar prestando una fiel audición a cada uno de las emisiones de su programa La Carbonera; eso cuando el loco quiso hacer radio. Siempre está haciendo cosas el muchacho este; pero de ahí a ponerse a escribir su bitácora de viaje, sacarnos pica con los maravillosos paisajes que para él son cosa cotidiana de su infancia y juventud creo que ya es mucho. Reflexiones de un pedaleante es un obsequio maravilloso para aquellos que a diario nos movemos por entre el pavimento. Un aroma inevitable que nos devuelve el olor del pasto húmedo que estábamos olvidado. Me gusta mucho que este viajero predilecto se haya decidido a compartir sus impresiones con nosotros. Es uno de los nuestros, al igual que yo (él me lo reafirmó) viaja para conocer por sobre todo el