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Mostrando entradas de julio, 2022

Losing My Religion (R.E.M)

 

Destruir lo que se siente ajeno

    V ivo entre dos lugares que tienen mala fama. Una es una villa y la otra es una población. En la primera, con fundamentos muy pobres (por no decir mediocres) han quemado varios buses eléctricos en el contexto de protestas varias. En la segunda, han comenzado a predominar los rostros y los modos extranjeros que tanto desconciertan a los habitantes de mi pueblo chico cercanos o mayores a mi generación. Cuando salgo a caminar, por las calles de los lugares donde por ahora vivo (este por ahora abarca más de veinte años) no puedo evitar ver los destrozos que invocan los conservadores y las conservadoras de las buenas costumbres cuando hacen públicas sus quejas. Ayer por la tarde, cuando volvía del trabajo a lugar donde ahora vivo, escuché en el metrotrén a un joven padre de una niña que contaba rapeando acerca de cómo le explicaba a su hija aquello de que las calles están malas que tanta gente dice. El muchacho en cuestión decía que la cuando le preguntaba a la gente cuále

La lluvia

L a lluvia siempre me ha provocado emociones contrapuestas. Me gusta que llueva porque cuento con un techo, una manta si es que me da frio e incluso puedo acostarme y escuchar la lluvia que desde el calor del hogar se oye tan romántica. Por lo demás, mucho antes de la adolescencia, sé de quienes se mojan y no hayan un lugar tibio en el cual refugiarse. Sé de los gimnasios habilitados y de los niños y niñas que creen que cuando llueve todos nos mojamos. Esto que escribo justificadamente puede ser irritable para más de alguien, pero no puedo evitar pensarlo. La sequía es un desastre natural, la caída de agua una necesidad para no pocos. Tras la lluvia viene la nieve en las zonas altas de las ciudades y no pocos celebran la posibilidad de aquellas postales invernales que el inconsciente añora sin saberlo. La nieve pocas veces llega a las zonas bajas, el frio siempre llega. El frio que se recibe en tantas partes quemando lo que se ha recogido en los basureros y no siempre abr

Constituciones

A hora que, después de un año, tenemos una propuesta final de Constitución con todas las imperfecciones y las utópicas ideas esperables de un grupo representativo de lo que es el país en este preciso momento, no está demás reflexionar acerca de las Constituciones anteriores que no tuvieron en cuenta otra cosa que la visión de las cosas propia de la aristocracia.  Es costumbre de las naciones (y cómo no, de los pueblos chicos que viven buscando parecerse a otros pueblos a penas un poquito más grandes) el dejar en manos de unos pocos los destinos de muchos. Comisiones de expertos, les llaman, especialistas jurídicos o la clase dirigente que dirige porque sabe y no como esa la tropa de fenómenos de circo que de tanto en tanto tiene la oportunidad de proponer una constitución nacida de las vivencias de los de a pie. Doy por supuesto que cuando escribo fenómenos de circo estoy ironizando sobre aquello que resaltan los medios de comunicación (de los cuales todavía pienso que l