No es con el fin de ofender o menospreciar ningún tipo de arte que, al fin, todo tipo de arte debiese ser cuando menos digno de respeto, pero el arte que hacen los de la vereda del frente no me parece que sea un arte que pueda prevalecer. No resulta extraño ver a quienes cruzar la calle para llevar influencias de esta esquina hacia la esquina opuesta. Y es que nuestro arte está repleto de colores, del resultado natural que otorga la postergación y el sufrimiento. Expresar, crear, cambiar la manera en que se observan las cosas es un camino largo que merece ser recorrido. No pocos de nuestros y nuestras artistas mueren sin ser reconocidos; los motivos, tantos como egoístas, envidiosos y arteros. Hay que esperar que el artista esté bien muerto para valorar su arte. Hay quienes son reconocidos en vida, de ellos no tratan estas palabras; tratan de los artistas que intentan en las calles encontrar un poco de combustible que les anime a seguir creyendo o creando, que no sólo se oy