N ovela de aventuras por excelencia, apología de la grandeza de los conquistadores europeos, tratado de pureza y intachable conducta social. Todo eso y más; Robinson Crusoe (Daniel Defoe; 1719) no es casual que sea al día de hoy uno de los libros más leídos por adolescentes. Es una obra de aquellas que se niegan a envejecer, el eco de otros tiempos donde los usos sociales eran menos y más aburridos de seguir; un texto hijo de una época donde la aventura y los parajes desconocidos hacían divagar tanto a doctos como a vagabundos. El libro cuenta la historia de un marino (Robinson) que es secuestrado por piratas, huye y naufraga, se convierte al cristianismo y equilibra la inminente soledad gracias a sus nobles principios y un optimismo a prueba de derrotistas. Descubre que en su isla no está solo; hay también vive una tribu caníbal, rescata a uno de los prisioneros el cuál a partir de ese momento lo verá como algo más que su libertador. Robinson nombra a su nuevo amigo Viernes