E sta conclusión que de ningún modo es una revelación para nadie se presta para más que un comentario, una reflexión de aquellas que pueden resultar demasiado sesudas y por tanto, no para todos atractiva. En mi experiencia la sentencia se cumple con muy pocas excepciones. Pienso que esta sensación nos queda pues al leer involucramos mucho más que al observar una pantalla. En este caso quiero recomendar algunos libros que por muy lejos son mejores que sus versiones cinematográficas. Ojalá les den ganas de leerlos: Frankenstein: Obra de la inglesa Mary Shelley ; apareció para nuestro deleite el año 1818. La historia ya por todos conocida, y esto es increíble, puesto que no es necesario haber leído el libro o haber visto alguna de sus tantas versiones cinematográficas para conocerla, nos habla de aquella antigua ambición de la ciencia que consiste en emular a Dios. En este caso, creando vida donde no la había. Aunque la mayoría de las personas asocia el nombre al monstruo, en rea