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Mostrando entradas de agosto, 2007

La hermosa costumbre de escribir

No voy a intentar siquiera enseñarles a escribir. Escribir es una necesidad que ustedes solos descubrirán como se descubre un día que podemos decir las palabras, ustedes descubrirán que pueden escribir también todo aquello que sienten. Escribir es como sentir en las hojas, es la esquela que termina por ser una noble amiga dispuesta siempre a contener nuestras emociones. Deben creer en ustedes mismos como creerían en el mejor de los escritores, sentir con humildad y honradez, intentar con cada escrito reflejar el secreto mundo al cual quieren invitar a sus lectores. Nadie sabrá jamás lo que ustedes no quieran contar; pero también es importante saber que tampoco nadie entenderá lo que ustedes no sepan contar. es verdad, no pretendemos crear obras de arte, pero es muy importante entender que cada línea que ustedes escriban debe decir y sobre todo decirles algo a ustedes. No escriban para darle en el gusto a los demás, escriban para ustedes mismos, para poner contento a su propio coraz

Ser o no ser; según convenga

Algunos aprenden a no mostrar jamás su verdadera cara. A sonreírle a todos y a no quemar jamás su buen nombre. A no indignarse por la desigualdad y el dolor ajeno porque lo primero en la vida siempre son ellos mismos. Algunos hablan de amor a Jesús pero no han aprendido nunca como se hace para que vengan los niños. Algunas encabezan campañas de solidaridad pero de sus bolsillos nunca sacan nada. Algunos tienen poder y otros simplemente lo ambicionan. Algunas se hacen las damas cuando no son más que viejas resentidas. Algunos se dejan pisar por el jefe y llegan pisando la fragilidad de sus hijos y sus mujeres ebrios de la impotencia que otorga el ser cobardes. Pocos son lo que quieren ser, es una falta de respeto ser uno mismo entre tantos que ni siquiera tienen un solo rostro. Es una muestra de mala educación ser feliz entre amargados y hablarles de libertad a los que llevan yugos impuestos por la fe o la ideología. Algunos hablan de superar la po

Nosferatu el Vampiro (1922)

L o reconozco, la primera vez que vi la película no la valoré como se debía, y es que esperaba demasiado de esta joya del cine. Encontré mucho de su desarrollo más bien jocoso. Reconocía eso sí, desde un comienzo, la tremenda capacidad de   Max Schreck   (el conde Orlock) para intimidar con su sola presencia. La imagen e interpretación de este conde sustentaba toda mi fascinación ante este filme de 1922 que como comenté anteriormente, puede que nos cause más risa que temor la primera vez que nos adentremos en las penumbras de su castillo. Afortunadamente me di a la tarea de volver a verlo hace muy poco (precisamente para escribir esta entrada) y descubrí algunos detalles valiosísimos por decir lo menos. Nosferatu, el vampiro   es una adaptación de la novela   Drácula   de  Bram Stoker   llevada al celuloide con maestría por el alemán   F.W. Murnau . Por problemas legales la película no pudo llamarse como el libro, pero con el paso del tiempo y a pesar de que debía ser des

Tener miedo (II)

M i entrada del 08 de julio no es una defensa de los delincuentes de baja monta. Más bien es un llamado de atención para aquellos que se dejan amedrentar o dividir, lo que es un retraso en el proceso de humanización que necesitamos todos. Conocí a algunos delincuentes hace varios años atrás , y si bien es cierto, los parias de ayer son distintos a los de hoy, la única diferencia radica en que hoy todos tenemos un más cómodo acceso a nuestras dosis de enajenación. Hoy si los niños que abandonados en las calles quieren beber, tienen menos dificultades para obtener el veneno que va a matarles la infancia, si quieren conseguir tolueno o bencina, sin mediar derechos ni respeto al niño, se les vende. Pero hoy en día cuántos son los que quieren olvidar lo poquita cosa que son laborando día tras día sin levantarle la voz ni tan siquiera una vez al desgraciado patrón, también por miedo ; miedo a perder el miserable sueldo tan necesario para pensar en alimentarse y en pagar las d