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Mostrando entradas de agosto, 2020

Federico García Lorca: Antología Poética

  C uando me di la oportunidad de ser quien quería ser y no aquel por entonces era, descubrí en la biblioteca pública de aquella comuna en que había crecido el libro Canciones de un cierto poeta español vilmente asesinado por los fascistas. Otro, otro que al igual que tantos otros cuando sentir está prohibido, como junco quebrado, también en tierra incierta fue dejado. Por entonces yo no sabía de García Lorca más que la sombría tragedia de una mujer llamada Bernarda, que con cinco hijas, una madre y dos sirvientas a cuestas vive los penares de una sociedad pacata y marchitada por esto y lo otro que por ahora no viene al caso. Resultó ser que el dramaturgo fue uno de los más grandes de la poesía universal y aquello por su apego a la naturaleza humana y vegetal, el cariño por los animalillos que ocultos hacen su paso postergado. En el libro Antología Poética de la colección Poetas Hispanoamericanos de ayer y de hoy perteneciente a la editorial Losada puede ser hallada una de las más ce

Había una vez una librería

  H ace algunos años yo vivía en un pequeño pueblo a las salidas de la ciudad capital. Un pequeño pueblo que aunque pequeño es bello y acogedor como suelen ser aquellos pueblos que estando tan cerca de las ciudades no terminar nunca de encontrar su propia identidad. Tenía y tiene, como es natural, una Plaza de Armas, un supermercado, una avenida principal donde poco a poco las pequeñas zapaterias, verdulerias y paqueterias han ido cediendo su espacio a las pretenciosas galerías donde no podrían faltar las grandes tiendas que hasta no mucho, únicamente estaban en la capital. Pero esa parte de la historia no me interesa contarla; quiero contar la historia de la vez en que hubo una librería. Sí; una librería con todo y libros muy bellos a la cual muy pocos alcanzaron a ir. Se llamaba Entrelibros y estaba en la avenida Balmaceda, que no es por cierto la principal avenida sin embargo es una de las avenidas más importantes de la zona centro de aquel pueblo. Iba yo a gastar una importante pa

Buenas noches nostalgia

  H ay noches en que cuesta mucho poder quedarse dormidos. En que los problemas no encuentran acomodo y el sueño, aunque se insinúa, no acaba nunca por vencer al desvelo. Ya no somos niños, las preocupaciones, propias o ajenas, pueden arrebatarnos mucho más que un par de horas de sueño. Entonces, perdido o confundido en la oscuridad estiro la mano a la repisa que está junto a mi almohada; una repisa donde hay cintas de casete y un reproductor personal de aquellos que ya casi nadie usa y yo solía usar cuando era adolescente y adolecía de tantas faltas de quereres. La que comienza a cantar es Brenda Lee . Alternando, por decisión de quienes seleccionaron el orden en que sonarían las canciones cuando alguien quisiera escuchar el casete, la infantil alegría de canciones como Let's Jum The Broomstick con la intimidad de Im Sorry .  Volver a escuchar estas canciones es un boleto a otro tiempo, un tiempo al que no correspondo por cierto, pues cuando yo era niño era la música de nuestras m

Adiós Muchachos (1987)

E ntre tanta producción lagrimosa del cine norteamericano, el revisionismo alemán que intenta explicar al mundo que no toda Alemania fue seducida, ni mucho menos cómplice del nazismo y otros bien intencionados intentos de hacernos consciente de aquella época de la historia que, quisiéramos nunca se volviera a repetir y sin embargo, como especie que no aprende demasiado, no pocas veces estamos al limite, se encuentra esta delicada obra del cine francés que mostrándonos nada más que la cotidianidad de un colegio particular católico durante la ocupación alemana de Francia nos hace parte del recuerdo más triste de un hombre. Un recuerdo que lo persigue desde que tenía doce años y no alcanzaba a comprender del todo, aunque si intuía cuando, como la mayoría de los niños, era bastante cruel con los recién llegados al colegio.     No sabemos con lo que nos encontraremos en un primer visionado. Poco a poco vamos siendo cautivados por la amistad que se va labrando entre Julien Quentin y Jean Bon