E n estos agitados días en que el hastío aveces puede más que el deseo de ser amable con aquella nube de personas que insisten en taparnos el sol a quienes queremos un poquito de calor. En que el inclemente ruido no nos permite siquiera escuchar nuestros pensamientos. Ahora que leer y detenerse a contemplar parecen una perdida de tiempo...viene bien un poco de jazz. No tanto el festivo como el introspectivo; algo de Miles Davis , por ejemplo. The Kind of Blue o la maravillosa dupla conformada por Bill Evans y Chet Baker en Legendary Session , ambos discos de 1959. Acompañar a Theloniuos Monk para que ya no ande solo por San Francisco ( Thelonious Alone In San Francisco ; 1959) o dejarse enamorar por Nina Simone y su arrebatadoras silabas en I Put A Spell On You (1965). Las excusas no nos han de faltar. Tenemos derecho a querer estar solos con nosotros mismos de vez en cuando. Alejarnos de todo para vernos y escucharnos claramente. Estas son solo algunas sugerencias que a qui