S eguramente no habrán sido pocos ni pocas aquellos y aquellas que fuimos captados por la "traviesa" portada de este libro. No pocos ni pocas los que sonreímos ante la genial ocurrencia de relacionar aquella obra capital de la música rock perteneciente a la banda inglesa Pink Floyd con un tema que, para malestar de algunos, a todos los que habitamos estas tierras nos pertenece. Tema polémico a la luz de la evidente urgencia de las nuevas autoridades que se forjaron así mismas al calor del fogón que quemará a no pocos cuando nos dé por acordarnos que los llegados somos nosotros y no ellos, que habían sido puestos y puestas en una bolsa grande donde se guardaban todos aquellos vestigios o evidencias de que no fuimos, ni somos, ni seremos nunca una extensión de las Europas. No conocía a Pedro Cayuqueo antes de leer este libro. Es decir, lo ubicaba, no en vano se hace mención de él como una autoridad en libros sobre los asuntos mapuches y yo había visto las portadas de sus