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Mostrando entradas de diciembre, 2012

Qué bello es vivir (1946)

H ace muchos años ésta era la película más vista en navidad, eso es porque en los años sesenta quedó libre de derechos de autor y la mayor parte de las televisoras del mundo la comenzaron a exhibir cada año. Es un poema hecho película, una obra de arte sin ningún lugar a dudas. Belleza simple, nada pretenciosa, quizás la obra mayor de Frank Kapra , un director de aquellos que gozan del reconocimiento de todos cuántos saben de buen cine. Protagonizda por James Steward (otro grande de la historia del cine) cuenta la historia de un hombre que de tanto preocuparse de los demás olvida preocuparse de sí mismo. el problema radica en el hecho de que por ello se le ha ido la vida sin poner atención a su propio sueño. Cuando este hombre decide que la vida no vale la pena pues actuar bien en realidad no le ha entregado ningún tipo de tranquilidad es cuando decide suicidarse...y allí comienza lo interezante del asunto. Esta película es la precursora de aquella curiosa idea del qué pasaría sí

Término de mundo

¡¡V aya semana ésta...? los mayas predecían un cambio de era, la gente una vez más como hormigas sobre el pavimento de aquellas avenidas donde ofrecen objetos que prometen felicidad y nosotros, un grupo de personas con las que trabajo día a día sumidos en un curso que claramente significó para todos mucho más de lo que podíamos siquiera haber imaginado. Esta es la historia de un hombre que tuvo que cambiar su modo de ver la vida y de otras diez personas que descubrieron que la vida no es lo que parece. Al parecer todos tenemos algún tema pendiente con nuestros padres. Es un hecho que lo que vivimos con nuestros hacedores determina mucho de lo que somos, pero no solo eso...es un hecho que nosotros podemos aún decidir como vivir nuestra vida. Existe un punto de equilibrio, un punto del cual nos mueven cuando nosotros lo permitimos, existen millones de motivos que mueven a las personas y nosotros mezquinamente permitiendo que nos nublen nuestros propios motivos. Podemos ver, sentir

La clara soledad

T ú no tienes por qué saberlo, pero caminamos solos. Desde el primer día...vamos solos. A veces nos acompañan maravillosas personas...a veces aunque nos consume el ruido e insistentes van y vienen los cuerpos, somos incapaces de ver los rostros. Escuchamos todo, observamos y volvemos a mirar por no incurrir en el equivocado acto de pensar sin mirar ni pensar sin escuchar. Me gusta mi soledad; me gusta porque no es impuesta, porque cuando lo decido y me decido puedo cosechar parte del cariño que a lo largo de los años he sembrado. Nadie está realmente solo y sin embargo todos necesitan de un poco de espacio. Dicen que quienes nunca quieren estar solos tienen miedo por lo que puedan encontrar en la soledad. Un ruido, la presencia de lo desconocido, un mal recuerdo quizás; pero nada tan peligroso como encontrarse a sí mismos. Quién estando bien preparado se encuentra consigo mismo y sale con bien del encuentro es alguien que a los otros tiene mucho para dar. Encontras

Un poco de tiempo no viene mal

Dos amigos se encontraban tomando un café, y uno le comenta en tono de queja al otro: Mi mamá me llama mucho por teléfono a la oficina y solo para pedirme que vaya a conversar con ella, siempre la misma quejadera, que “se siente sola”; la verdad yo voy poco y en ocasiones siento que me molesta su forma de ser. Ya sabes como son los viejos: Cuentan las mismas cosas una y otra vez y sin mencionar de los achaques que estrena cada día; y bueno, como tu sabes nunca me faltan los compromisos: Que el trabajo, que los amigos, la Asociación.. .. En fin sabes como es, no?……… El otro amigo se queda callado, y luego responde: Yo en cambio, converso mucho con mi mamá; cada vez que estoy triste, voy con ella; cuando me siento solo o cuando tengo un problema y necesito fortaleza, acudo a ella y ella me conforta, me da fortaleza, y siempre termino sintiéndome mejor. Caramba – se apenó el otro – Eres mejor que yo. No lo creas, soy igual que tu, o al menos lo era – respondió el amigo con trist