reflexiones de un irreflexivo

D ebo confesar que es uno de mis libros favoritos, el segundo que he comprado más veces después de El Principito. Un libro vivo y cotidiano, como decir historias de clase media, clase alta y clase baja o mejor aún; soñadores, realistas y esperanzados. Porque de ninguna forma el libro nos habla sólo de dos clases de personas; nos habla para empezar de tres claramente reconocibles y otros más por reconocer.    Se debe saber que Julio Cortázar , el autor del libro, es uno de los principales escritores latinoamericanos del siglo XX. Sus obras son un abierto desafío a los convencionalismos de una época que hasta el día de hoy nos siguen interesando (las décadas del 60 y del 70); y en este libro, particularmente, encontraremos historias sorprendentes y algunas de las imágenes poéticas menos pretenciosas que hayamos leído en algún autor de nuestra lengua.    Nos sorprenden reflexiones como las presentadas en Relojes o Instrucciones para subir una escalera y nos hacen reír abiertamente parad

L a parada de los monstruos equivocadamente está clasificada en el cine de terror, es más bien una historia de fraternidad y unión entre marginados. Es la historia de algunos de esos fenómenos que con toda normalidad se presentaban en las ferias de norteamerica, Europa y Asia a comienzos del siglo XX enfrentados a la crueldad de una malabarista y el hombre musculoso del circo.  Pertenece a aquellas películas que golpean en lo emocional. Puede ser porque inconscientemente a la mayoría de las personas les inquieta la cercana presencia de personas con alguna deformidad física. Si esas extrañas reacciones tienen un explicación positiva o negativa, es tarea de la psicología develarlo. El caso es que no pasaran inadvertidos ante nuestros ojos los protagonistas de esta extraña fabula en que burlarse de los desformes tiene un costo muy alto. La belleza física es una obsesión en todo tiempo, quizás sea por eso que la fealdad estética (la deformidad, la falta de simetría, entre otras) provoc

C ada vez más y más gente corre a los supermercados y menos a las iglesias. Muy pocos en verdad creen en el vía crucis. La reflexión y el recogimiento se fueron el mismo día en que nos empezó a parecer algo normal el dolor ajeno. Otra fiesta en el calendario para buscar un cupo en el estresante peregrinar hacia la playa o el campo; formar parte de la multitud que viaja y consume para tener, como no, tema en la oficina al lunes siguiente. Fomentar el negocio de los marisco y el chocolate de pascua como otros tantos negocios que a lo largo de nuestros años ofenden hasta al más paciente. Todos compran, como en el mercado a las afueras del templo. Lastima que nadie pueda hoy en día expulsar a los comerciantes a varillazos pues son dueño de todo y se corre el riesgo de que a uno lo encierren por desequilibrado. Porque hoy consumir y viajar para descansar de la inhumana rutina es lo equilibrado. ¿Qué es eso de perder el tiempo con inútiles reflexiones?.  Sin embargo anduve algun

Ocurre que ha muerto un hombre encantador. Un artista de aquellos que todavía vestía de punta en blanco; zapatos bien lustrados y el pelo corto y peinado como corresponde. Sin embargo el alma, el alma de la fiesta que llevamos dentro nosotros y los viejos elegantes que a pesar de los finos trapos son chicharra de los bajos fondos como nosotros, a mucha honra; esa fiesta no se extingue. No es difícil encontrar a los como él, a pesar de que cada vez quedan menos. Su incondicional amor, la guitarra, abrazada a sus gastados cuerpos, nuestra admiración mirándolos desde acomodadas posiciones. Admirando y juzgando porque no sabemos admirar de otra forma. Nos gusta su canto pero guardamos profundas aprensiones con respecto a su modo de vivir sus vida. Son engreidos, diran unos, que pasan borrachos dirán otro; pero tienen talento, de ese que no se aprende en las academias y que los acompaña donde quiera que vayan. Por eso algunos jóvenes que saben pensar con el corazón y los sentimientos se ace