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Mostrando entradas de agosto, 2011

Quelentaro

Q uiero hacer este homenaje ahora porque no quiero llegar con él cuando sea tarde. Remontarme a la infancia porque aunque resulte inapropiado, una irresponsabilidad de mis padres o quién sabe qué cosa....lo que más recuerdo de mi infancia son las coplas del dúo Quelentaro . Eran un conjunto en un comienzo (cosa que muy pocos en realidad saben) después pasaron a ser un dúo y gran parte de los años ochenta era solo Gastón el que cargaba con el pesado nombre del arte que para tantos de nosotros es enorme debido a que su hermano Eduardo tuvo que partir en palabras propias de ellos, a lejanas tierras. La poesía y la música de Quelentaro vienen de la tierra, se conecta con aquellos que a tumbos hemos ido caminando la vida. Su arte es decididamente más comprometido y menos masivo que el de otros cantores populares....pero este homenaje no es por lo artístico; es porque aunque ellos no lo saben del todo; mis propios caminos se han topado algunas veces con los de ellos. Cuando E

Frases II (Bertolt Brecht)

Muchos jueces son incorruptibles, nadie puede inducirlos a hacer justicia. Quizá volvamos a tropezar, pero allí donde me abandonaste no volverás a encontrarme. Las revoluciones se producen en los callejones sin salida. Cuando el delito se multiplica, nadie quiere verlo. La buena gente se la conoce en que resulta mejor cuando se la conoce. Con la guerra aumentan las propiedades de los hacendados, aumenta la miseria de los miserables, aumentan los discursos del general, y crece el silencio de los hombres. Debilidades… No tenías ninguna, yo sólo una, que amaba Me parezco al que llevaba el ladrillo consigo para mostrar al mundo como era su casa. Bertolt Brecht (1898 - 1956)

Querido Profesor Einstein

M e llamaba la atención que un libro reuniera las cartas que Albert Eistein había recibido por parte de niños de distintos lugares del mundo entre los años  1929 y 1954. Me parecía fascinante la portada que mostraba una llamativa foto color sepia del maestro donde resaltaban (truco fotográfico de por medio) unas enormes pantuflas color calipso. Y sin embargo tras leerlo más de algo me faltó. Puede ser que al igual que los niños que escribieron, esperara más respuestas. Puede también que no me agradará la evidente manipulación de algunos adultos de aquel tiempo y que tal vez no me pareciera el epistolario ni siquiera remotamente cercano a lo que esperaba leer. Todo esto sin embargo nada tiene que ver con mi valoración final de este libro. Reconozco una indisimulada  fascinación con respecto a la vida de este icono del siglo recién pasado. Me hace reír la simpleza de la que solo se pueden jactar los que realmente son grandes. Su tragicómica teoría de la relatividad que permitió cre

El puente

N o hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas adyacentes cayeron en un conflicto. Este fue el primer conflicto serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua. Esta larga y beneficiosa colaboración terminó repentinamente. Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta llegar a ser una diferencia mayor entre ellos, hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio. Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero. "Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño, "quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso". "Sí", dijo el mayor de los hermanos, "tengo un trabajo para usted. Mire, al otro lado del arroyo, en aquella granja, ahí vive mi vecino, bueno, de hecho es