E n un no muy cuidado puesto de libros y revistas antiguas me encontré con una copia en pequeño de un libro que hace muchos años quería poder hojear y por supuesto leer. Esto ocurrió hace ya algunos meses; aún no termino de leerlo completo, cosa que poco importa porque en cuanto lo termine seguro que querré leerlo de nuevo. Déjenme que me explique desde el comienzo. El libro Toda Mafalda tiene un formato muy grande y además es un muy caro, motivos que justifican de sobra mi felicidad pues me costó muy barato para lo que sentimental y cognitivamente para mí vale. Que de tamaño sea más pequeño, me facilita el transportarlo y compartir en parte fragmentos de tanta lucidez contenida en algo en apariencia tan inocente como una viñeta. Seguro sería pretencioso a estas alturas intentar explicar quién es Mafalda (quien no sepa, en internet ahora todo es inmediato) esta creación única e irrepetible que a ratos parece haber sepultado toda la demás obra del gran humorista gráfico Joaquín Sal