Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de junio, 2015

Cuando las leyes no son lo que debieran ser

F ormo parte por estos días de una estimable bandada de seres que vuelan tan alto como alto vuelan su dignidad y sus convicciones. Soñamos con llevar en este vuelo tan alto como sea posible el desacato ante una de tantas leyes que de ser será un ladrillo más en el muro de lo injusto; otra piedra que intentará sujetar a tierra a aquellos que desde siempre han querido enseñarle el cielo a quienes están condenados tan solo a mirar el suelo. Con cariño, respeto y admiración para aquellos que todavía resisten estas frases para compartir...

La Escuela

L a escuela era un templo del saber. Saber quedarse callado para que hablaran los profesores, saber aguantar las burlas porque la ropa era vieja y parchada. Saber agradecer cada gesto de misericordia de aquellos que tenían más. Memorizar lo que los adultos consideraban importante, ver como las clases sociales nacen en las salas. Observar maestros cansados de dar su vida a niños que no valorábamos nada. Aprender el patriotismo y otras cosas de dudosa utilidad. Jugar en los recreos a que ya no eramos pobres, botar la rabia peleando a combo limpio en el patio de tierra. Soñar con lo que seriamos cuando grandes, sufrir por no tener dinero para comprar los materiales...ver a esos que no se comen la colación, andar con las tripas ardiendo y la boca babeando. Esconderse en la oficina del inspector para no entrar a clases de religión, porque allí enseñaban la resignación, leer los libros de los cursos más grandes y aprender mucho más solo que mal acompañado. Varios amores no correspondidos

La Prisa es la Maldición del Siglo

H ace algunos días atrás intente  a penas hacer algo de justicia a Rolando Alarcón . De un disco en donde él interpretaba los versos de los poetas rusos  Yevgeni Yevtushenko y  Bulat Okudzhava la canción La prisa es la Maldición del Siglo me ha hecho pensar no solo en aquellos que han perdido el manejo de sus propias vidas. Pensar a veces no es suficiente; por eso quiero compartir.

Defender las certezas

C ada cierto tiempo llegan estaciones como la que hoy comienza. Estaciones repletas de momentos que seguro por mucho tiempo recordaré. Se me ofrece la posibilidad de conocer un poco más a quienes cumplen junto a mí el día a día. Seguramente nos regalaremos el tiempo que nos niegan para escucharnos...buscaremos lo que nos asemeja y por un rato daremos tregua a las pequeñeces que nos dividen. No está demás, de vez en cuando, recordar que no ganamos nada viendo entre nosotros al enemigo. El enemigo será finalmente aquel que quiera imponerse con desprecio ante los detalles que nos hacen humanos, el que nos mienta o el que crea que nuestras diferencias nos hacen a unos mejores que a otros. No será un tiempo fácil...el desconocimiento y la mal intención seguro pretenderá explicar todo aquello que no siempre sabemos explicar nosotros. Algunos que dijeron querernos nos darán vuelta la cara y volveremos a comprender que cuando las cosas no van bien son muy pocos los que están de nu