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Mostrando entradas de septiembre, 2009

Amor a nuestras cosas

L a idea de patria, esa con banderitas, desfiles militares, pifias en los estadios y menosprecio por los países con retraso económico no me provoca ningún tipo de orgullo.      No creo que amar a la patria consista en repetir vacíos rituales; como saludar a las estatuas o pasar marciales ante autoridades que a veces ni siquiera entienden la diferencia entre amor y conveniencia.     Yo amo la tierra, a la gente que se parece a mí, los que trabajan mucho para que su pedacito de país avance hacia la dignidad. Respeto al que les enseña a los niños y a las niñas los fatales resultados de nuestros errores cuando por venerar una idea errada de patria avasallamos a los débiles con soberbia furia.     No soy capaz de entender la diferencia entre personas trabajadoras de cualquier país, que ajenas al conveniente chovinismo de los que ensalzan a la patria como un bien común, laboran de sol a sol tratando de que a sus hijos e hijas no les falte lo esencial.     Los niños y las niñas de nu

Yo canto a la diferencia

Y a era hora de compartir esta certera canción de nuestra Violeta Parra . El vídeo fue creado por Mauricio González y maravillosamente editado de acuerdo a la letra y a la música. Ahora no resta más que oír la letra y reflexionar.

El neofolclor

R econozco no saber si algún otro país habrá pasado lo que aquí; un tiempo en que el folclor de las clases pudientes se hermanara con el de las clases populares. No es desconocido para nadie que la diferencia existe. Lo que para alguno son nada más que paisajes de profunda belleza, tradiciones alegres y amores campechanos para otros no fue sino el cansancio ante un destino manifiesto y el desconsuelo no solo del amor imposible, sino que también de la imposibilidad de alcanzar la justa reivindicación social. ¿Qué de qué diablos estoy escribiendo…? No se alarmen, intento prologar esta entrada en la cual comentaré, a mi parecer, algunos de los principales discos de aquel movimiento musical que entre nosotros fue conocido como el neofolclor. Existen varios trabajos que se deben alguna vez escuchar independiente de la opinión que se tenga de sus exponentes. Entre la década del 60 y del 70 supieron convivir armónicamente tanto cantautores como grupos musicales complementándose, admirándo

Víctor Jara

El cassett era negro; nunca lo voy a olvidar. Era uno de los tantos archivos que los niños de la resistencia llevábamos de aquí para allá, unas veces lo escuchamos, dicen que el que cantaba había sido asesinado por los milicos. Nosotros sentíamos rabia, rabia y miedo como sentíamos siempre que los grandes hablaban de los milicos. La voz en la cinta era una voz agradable, cercana y familiar, pero las letras, las letras decían, decían con una simpleza que solo puede ser dicha con simpleza…una guitarra, una canción acerca de un cigarrito.  Los mayores cantando, algún puchito se encendía en homenaje al compañero muerto y nosotros tibiecitos por los recuerdos de los allí reunidos, abrigados por las notas y la poesía nos sentíamos parte de algo muy nuestro. Nos aprendimos las canciones de Víctor Jara antes que las de cualquiera. Era un tesoro esa cinta. La copiábamos y la compartíamos en cuantos lugares nos era posible. La escuchábamos bajita porque era música prohibida, por alguna