Debo confesar que los sueños a veces se cumplen...soñé un día con estos días y seguí con lo cotidiano. Te he visto muchas veces en mis sueños y por estos días te vi después de mucho tiempo en mi realidad. Sigues siendo muy linda, lucida y atenta como te sueño y te recuerdo. Hablamos de las pruebas que nos pone la vida, de las alegrías que ya no nos pasaran inadvertidas.
Siempre quisiste que mis sueños se cumplieran y no sé cómo ni en qué momento se cumplieron incluso sueños que ni me atreví a soñar. Me invitabas a ser feliz y ahora comprendo que en ti la felicidad tiene mucho de fortaleza, mucho de disfrutar los momentos y que incluso los detalles no te son ajenos.
Verte ha sido otro sueño cumplido, saberte bien un despertar muy necesario. Escucharte hablar de aquella persona tan especial en nuestras vidas y constatar que aún en los peores momentos, los valerosos como ella son los que nos mantienen unidos. Qué fácil resulta teorizar sobre la fortaleza y que frágiles que somos cuando el dolor nos encuentra desnudos de afectos.
Me da frío la pena no compartida, pero me has enseñado que algunos pueden hacerse fuertes a solas y que perderse por un tiempo no es señal de olvido; que es más bien una retirada de la innecesaria tristeza compartida.
Tengo que confesarte que ni en mis mejores sueños pude verte tan fuerte como tú en esta realidad eres. Ahora me será mucho más difícil el olvidarte.
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