Sentado frente al televisor él pensaba en que el miedo se expande como rápido el fuego quema el sendero dejado por el combustible. Que la plaga no era noticia cuando surgió en el continente aquel del tercer mundo; pero otra cosa muy distinta es que en la cuna de las naciones civilizadas campeara el condenado mal amenazando todo lo importante.
Apagó el televisor y no pudo evitar sufrir ante lo egoísta que puede ser la civilización.
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