Quiero hacer este homenaje ahora porque no quiero llegar con él cuando sea tarde. Remontarme a la infancia porque aunque resulte inapropiado, una irresponsabilidad de mis padres o quién sabe qué cosa....lo que más recuerdo de mi infancia son las coplas del dúo Quelentaro.
Eran un conjunto en un comienzo (cosa que muy pocos en realidad saben) después pasaron a ser un dúo y gran parte de los años ochenta era solo Gastón el que cargaba con el pesado nombre del arte que para tantos de nosotros es enorme debido a que su hermano Eduardo tuvo que partir en palabras propias de ellos, a lejanas tierras.
La poesía y la música de Quelentaro vienen de la tierra, se conecta con aquellos que a tumbos hemos ido caminando la vida. Su arte es decididamente más comprometido y menos masivo que el de otros cantores populares....pero este homenaje no es por lo artístico; es porque aunque ellos no lo saben del todo; mis propios caminos se han topado algunas veces con los de ellos.
Cuando Eduardo volvió de esas lejanas tierras yo era adolescente; vendía libros y casetes en un persa de cierta comuna donde crecí. Llevaba siempre conmigo una radio muy pequeña donde además de probar las cintas que le vendía a leales clientes, me entretenía oyendo música gran parte de la mañana. Entonces en medio de la gente, que no era poca aquel día, veo pasar al viejito lindo con su barba blanca y sus inconfundibles lentes que le han permitido ver tan clarita las cosas de la vida. En mi pequeña radio sonaba "Qué pena siente el alma" de la grandiosa Violeta Parra y él al escucharla, simplemente se puso a bailar con una sonrisa noble a la vez que tierna...aquello duró hasta que de mi vista desapareció.
En otra ocasión, los que creo que eran familiares cercanos (por la reacción que tuvieron) se sorprendieron de que yo vendiera un casete que ni ellos conocían. La anécdota es tierna a pesar de todo. Como yo los escuchaba desde que era niño y en aquel tiempo la música llegaba hasta los más humildes copiada de un casete a otro, no sabía como era que se llamaba cada una de sus composiciones, ni como eran las caratulas de los casetes originales, por lo que dibuje a un señor con una guitarra junto a un tronco y escribí títulos de coplas muy especiales. Imagino la sorpresa de ellos al enterarse que habían grabado Lo Que mi Dios quiera (me refería a Coplas del Hijo) o Leña Seca (me refería a Leña Gruesa)
A Gastón lo he visto muchas más veces, porque aunque hace muchos años que ya no soy un adolescente y que no vendo libros ni nada que se le parezca en ningún persa.; sigo caminando algunos Domingos el mismo persa donde hemos coincidido desde hace muchos años. Una vez le dí las gracias y no creo haberle dejado claro de qué. Porque me parece que Gastón es lo opuesto a su hermano. Como si los dolores y las carencias le hubiesen dejado a él las heridas más profundas.
Ya he dicho y escrito que me atreví a escribir poemas teniéndolos a ellos como ejemplo y ahora que ya no soy tan joven y que mis caminos se han vuelto tan parecidos a los de Don Alfredo Rosales Alarcón quise acordarme de ellos. Pero insisto...no por su arte precisamente; tal vez algún día me atreva a decirles que conozco la raíz de sus voces, que a partes iguales desde niño me acompañan dos formas de ser un hombre del pueblo...a veces bailo y a veces camino en silencio con las manos tomadas tras la espalda. No creo que tuviese una hermosa infancia pero si que las penas me han afirmado el cuerpo.
MUY BONITA EXPERIENCIA Y EMOTIVO RELATO.. MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR.. MI ABUELO SE LLAMABA BELARMINO Y SU NOMBRE SALE EN LA CANCIÓN QUE UD COMENTA.. UN ABRAZO
ResponderEliminarMuchas gracias por sus palabras y por su abrazo. Me han abrigado en días que fueron demasiado fríos.
ResponderEliminarTOTALMENTE HERMOSO...me emociona escuchar el tema del profesor...pura realidad
ResponderEliminarGracias a usted Laura. Es extraño que a algunos nos parezca hermoso aquello que para otros puede parecer sombrío o deprimente. Ha de ser porque sabemos muy bien que las tristezas del ayer nos hicieron amar a quienes amamos de la manera que lo hacemos hoy.
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