El problema no está en que ahora haya tantos
problemas: la falta de honradez, la mediocridad, el arribismo...el problema
está en que cada vez más, vemos los problemas como algo que ocurre fuera de
nosotros. La culpa la tienen los otros. Nos sentimos mal, y entonces hablamos
mal. Se nos llena la cabeza y el alma de angustia, impotencia ante tanta
banalidad e injusticia.
Escribimos como si en nosotros no hubiese error cuando
el error más irremediable es no ser capaz de verse uno mismo claramente.
No es que desde siempre haya pensado así;
también por muchos años cargué con el peso de todo aquello que tantos prefieren
no cargar. Miré a los otros y me descubrí muchas veces molesto por todo cuanto
no iba ni va bien. Pensaba por entonces que en el silencio se hallaba la paz,
después le creí a quienes me dijeron que en la violencia estaba la solución a
todos los males que aquejan a este y muchos otros pueblos. Ni la pasividad ni
el encono me sirvieron de mucho...los males seguían año a año brotando.
A quienes dijeron que organizarse para
exigir era la respuesta y tantos como nosotros que no anhelamos sino algo de
dignidad y justicia les creímos para terminar asistiendo al momento donde
quienes nos lideraron acabaron siendo parte del poder que tanto combatieron. Por
eso sigo junto a los que trabajan, a aquellos que saben que ser dignos consiste
en no mentir sobre lo que somos, junto a aquellos que no cambian sus principios
por favorables que sean los tiempos. Puede ser que estemos destinados a ser
imperfectos, pero no tenemos excusa, sigue siendo absurdo apuntar con el dedo o
la palabra a quienes se han corrompido a mayor escala de lo que nosotros
tenemos oportunidad de corrompernos cada día.
La única y posible solución por ahora; es
ser cada día como exigimos a los otros que sean...indignarnos ante aquellos que
lucran, se aprovechan o mienten intentando no mentir, ni aprovecharse de nadie.
Compartir siempre será mejor que acaparar...está claro que sé muy poco de las
leyes del mercado; es que nunca he tenido para contar tanto dinero, he conocido
gente que con poco hace mucho y a ellos quiero parecerme. Porque ellos han
mejorado el mundo al que me invitan, trabajando guiados por la conciencia de
que los actos al fin siempre sonaran más lindos que las palabras.
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