
En estos días los sentimientos se me confunden y tropiezan unos con otros. Nunca he tenido muy buenas relaciones con la navidad, no voy a venir a entender ahora eso; puede ser trauma de infancia o simple inconformismo ante las desigualdades que de estar, siempre han estado, pero en estos días se notan más.
Los diarios y revistas haciendo eco de los regalos que piden los ricos y famosos, los noticieros ofreciendo sus reportajes buscando devolverle el espíritu a una época donde los motivos del alma son lo que menos importa. Sé muy bien que no basta con ofrecerle a quienes aprecio mi sinceridad, mis ganas de la justicia o mi lealtad, ellos de todos modos estarán esperando algún detalle, y es por eso que he envuelto algunos regalos, nada tan ostentoso, más bien demasiado poco como para pretender que represente el amor que siento por quienes los van a recibir.
Para mi solo pido tranquilidad. Poder dormir si me da la gana, mirar a mi hija jugar con los regalos que le puedo dar, verla reír porque aunque sea sencilla la comida, la compartimos con quienes apreciamos. Ofrezco para estos días los mejores pensamientos; palabras del alma y el intelecto; ofrezco una conversación a quien quiera tenerla acerca de lo que realmente importa y de lo que es circunstancial.
El hecho de que nació o no nació un niño en un pesebre no es menor, es como el brillo de las estrellas en el libro El Principito. Aquel niño y todo lo que para el mundo cristiano occidental significa es el único regalo que no nos podemos permitir olvidar. Creyentes o no creyentes, si podemos relacionar estos días con aquel y otros niños que nacen en la pobreza, no cabe duda que serán días especiales.
Definitivamente la felicidad que nos ofrecemos en estos días no pasa por los obsequios, pasa por lo que les podemos ofrecer a quienes estimamos como seres humanos; seres sensibles al dolor y la carencia ajena. Propongámonos compartir lo que tenemos pues es iluso intentar ofrecer lo que no podemos dar...demos respeto, demos solidaridad, demos a nuestros hijos e hijas, nietos y nietas un mundo donde a pesar de todo, siempre sea importante vivir, vivir para celebrar que estos días nunca podrán ser como todos los demás.
Estos días no cabe duda, algo tienen y depende de cada uno de nosotros lo que signifiquen para alguien más.
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