Escuchaba de niño a uno de tantos adultos que por aquí o por allá conocí recitar con profundo orgullo aquello de:
Chile, fértil provincia y señalada
en la región Antártica famosa,
de remotas naciones respetada
por fuerte, principal y poderosa;
la gente que produce es
tan granada,
tan soberbia, gallarda y belicosa,
que no ha sido por rey jamás regida
ni a extranjero dominio sometida.
La cita, pertenece a La Araucana, un libro que según aquel entrañable amigo había sido escrito para cantar las glorias del pueblo mapuche, que jamás por los españoles pudo ser vencido. La verdad, no pasó demasiado tiempo para que leyera el libro. Formo parte de quienes piensan que más que glorificar a los indígenas busca resaltar la valentía y el sacrificio de los españoles dados a la tarea de civilizar estas salvajes tierras.
El libro es un poema épico, escrito bajo el poderoso influjo del renacimiento italiano se hermana en no pocos elementos literarios con los textos griegos que cantaron a las glorias de los héroes y a los dioses del Olimpo. Somos testigos de una lucha titánica entre europeos e indígenas; se canta a la dignidad mapuche, el arrojo y la fuerza de una raza que aún hoy no conoce del todo de la resignación ante quienes pretenden dominarla.
No todo lo que se cuenta es verídico y eso es deducible incluso en una primera lectura; sin embargo no es la intención de Alonso de Ercilla la de contar los hechos de manera tal como sucedieron. Ya he escrito que lo inspiraba el espíritu renacentista, un espíritu romántico e idealista si se quiere pero inspiradísimo en sus apreciaciones y en la descripción de las gentes de las nuevas tierras.
Es este libro bastante más que una lectura obligatoria en los planes de estudio de Chile. Es el relato en clave poética de los sucesos que alzaron la fama del pueblo de Arauco más allá de las fronteras de este, nuestro continente; un libro que cautivo incluso al mismísimo Miguel de Cervantes y Saavedra en su momento. Una lectura precisa para un 12 de Octubre.
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