En realidad prefiero escuchar lo que tienen que decir las personas que hacer que las personas me escuchen a mí. Leer lo que otros han escrito a escribir esperando que me lean. Compartir lo que tengo más que comprar a la hora de regalar. Ver mucho cine y muy poca televisión. Comer, beber, dormir y salir a caminar.
Me gusta el silencio pero también la risa de niños o niñas riendo. Visitar a mi madre, saber de los amigos; los cercanos y los distantes. Decirle a quien quiero cuánto es que le quiero y a quien extraño, lo mucho que le extraño.
Porque mi vida es ahora, no malgasto el tiempo pensando en cuidarme. Me he propuesto desde hace algún tiempo vivir la vida y eso no significa de ningún modo andar por ahí desperdiciando la vida. Miro a los dos lados de la calle cuando voy a cruzarla y me encanta lavarme las manos con jabón.
Me gusta las marraquetas frescas y el jugo del huesillo bien helado. Las noches estrelladas y las conciencias despiertas. Acudo muy seguido a presentarle mis respetos al mar y no me aburro caminando por las antiguas calles de mi ciudad.
La música estremece de formas muy variadas mi alma aunque el cuerpo no siempre encuentra la manera de expresar tanta alegría o los ojos no se decidan a dejar escapar la prueba tan manoseada de la esquiva emoción de los que aman.
A veces soy cursi y no me da miedo reconocerlo. Me gustan los colores las librerías y las antiguas salas de cine. Las tiendas de películas y los lugares donde tomarse un café y conversar no sea mal mirado.
Me gusta el silencio pero también la risa de niños o niñas riendo. Visitar a mi madre, saber de los amigos; los cercanos y los distantes. Decirle a quien quiero cuánto es que le quiero y a quien extraño, lo mucho que le extraño.
Porque mi vida es ahora, no malgasto el tiempo pensando en cuidarme. Me he propuesto desde hace algún tiempo vivir la vida y eso no significa de ningún modo andar por ahí desperdiciando la vida. Miro a los dos lados de la calle cuando voy a cruzarla y me encanta lavarme las manos con jabón.
Me gusta las marraquetas frescas y el jugo del huesillo bien helado. Las noches estrelladas y las conciencias despiertas. Acudo muy seguido a presentarle mis respetos al mar y no me aburro caminando por las antiguas calles de mi ciudad.
La música estremece de formas muy variadas mi alma aunque el cuerpo no siempre encuentra la manera de expresar tanta alegría o los ojos no se decidan a dejar escapar la prueba tan manoseada de la esquiva emoción de los que aman.
A veces soy cursi y no me da miedo reconocerlo. Me gustan los colores las librerías y las antiguas salas de cine. Las tiendas de películas y los lugares donde tomarse un café y conversar no sea mal mirado.
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