Recuerden que estoy tratando de comentar los soundtrack que a mí me han planteado la necesidad de buscar el disco para tenerlos y escuchar una y mil veces aquellas notas que me transportan mucho más allá de las escenas previamente vistas. En esta segunda parte les comento a ver si coincido con alguien a quien también se le haya hecho muy difícil olvidar estas canciones y melodías.
El Señor de Los Anillos (La Comunidad del Anillo): Vale, no es la única, ni siquiera la mejor edición; hay varios discos más, están las ediciones de lujo y por supuesto el soundtrack de las otras dos películas (Las dos Torres - El Retorno del Rey) Pero está fue la primera que oí.
La música es la esencial, no es necesario siquiera escuchar los otros discos. Aquí encontraran lo primordial de la trilogía: no está de más destacar el tema May it be cantado por Enya; el disco es impecable de principio a fin, créanme...ahora si igual quieren escuchar otros, creo que igual lo disfrutaran porque la música y las canciones de esta trilogía son obras de arte.
Kill Bill V.1: Y volvemos al inapreciable gusto del director Quentín Tarantino que no cabe duda tiene maravillosas orejas para determinar los temas, conversaciones y sonidos que deben existir en sus películas. En esta arrolladora historia de venganza las canciones vuelven a ser un tema a parte. Desde que uno escucha Bang Bang en la inconfundible voz de Nancy Sinatra, ya puede tener una idea de lo por venir (eso si no ha tenido la suerte de haber visto de que se trata la película) luego viene aquel pegadizo silbidito que es Twisted Nerve, en verdad tan hipnótico como el rostro de Daryl Hannah que en la película lo interpreta y qué decir del desenfrenado ritmo de las chicas de The 5 6 7 8' s; banda especialmente contactada para aparecer en la película y todo esto tan solo por dar una idea. El resto lo descubrirán cuando escuchen el disco.
Gladiador: No viene nada mal oír este disco en momentos en que se precise equilibrar la paz interior con aquella épica naturaleza libre que muchos tenemos. Una vez más estamos ante un trabajo solido en todo aspecto; un buen poco de imágenes que nos acompañaran mucho más allá del visionado de la película. Inspiradora en muchos aspectos, cosmopolita...plena de colores y reminiscencias de parajes que seguro nunca hemos visitado y vieran que al escuchar este maravilloso disco pareciera que sí. En mi alfombra encontré arena y trigo, y les puedo asegurar que una legión romana entró al galope por las cotidianas lecturas históricas en las que a veces me embarco.

Amelie: ¿Han pretendido alguna vez describir la sutileza...? eso es el soundtrack de Amelie. Una delicadeza, al igual que la película. Podemos divagar en las notas del piano, recordar la inocencia que baila en el metalofono que tocábamos cuando eramos todavía inocentes. Imaginar que bailamos aquel vals tan universal como personal. Con toda esta palabrería lo que quiero decir es que hay una extraña conexión entre la infancia y la música de esta joyita del cine francés. No es nada extraño encontrar una relación entrañable entre las películas que encontramos bellas con la música que durante el visionado de ellas oímos; no pretendo siquiera pronunciarme en favor de un u otro tema, no cuando hay tantos otros que recordaran cuando eran niños, cuando hay quienes van por la vida diciendo que les gusto la película sin ningún pudor...esos no temen de ningún modo que nos demos cuenta que van en busca de un sueño que quienes envejecen ya ni recuerdan.
La Vida es Bella: Qué delicia las películas italianas en general y ésta del director, actor y escritor Roberto Benigni en particular. El soundtrack también de aquellos que por siempre asociaremos a las escenas de tan entrañable historia de sobre vivencia Los arreglos de Nicola Piovani son tan festivos como íntimos; perduran en el inconsciente por más que pasen los años. No es nada nuevo decir que el cine italiano tiene arreglos y partituras inolvidables, muchas son las películas que poseen aquella música que abraza los sentidos, que nos lleva al campo, la playa incluso estando sentados en una sala cualquiera. La vida es bella si uno tiene la posibilidad de escuchar discos como este, si tuvo alguna vez la posibilidad de detenerse a pensar para quienes vivimos...si amamos alguna vez y si la esperanza es algo que se puede forzar. La vida es bella si uno puede verla y oirla pase lo que pase.

La música es la esencial, no es necesario siquiera escuchar los otros discos. Aquí encontraran lo primordial de la trilogía: no está de más destacar el tema May it be cantado por Enya; el disco es impecable de principio a fin, créanme...ahora si igual quieren escuchar otros, creo que igual lo disfrutaran porque la música y las canciones de esta trilogía son obras de arte.
Kill Bill V.1: Y volvemos al inapreciable gusto del director Quentín Tarantino que no cabe duda tiene maravillosas orejas para determinar los temas, conversaciones y sonidos que deben existir en sus películas. En esta arrolladora historia de venganza las canciones vuelven a ser un tema a parte. Desde que uno escucha Bang Bang en la inconfundible voz de Nancy Sinatra, ya puede tener una idea de lo por venir (eso si no ha tenido la suerte de haber visto de que se trata la película) luego viene aquel pegadizo silbidito que es Twisted Nerve, en verdad tan hipnótico como el rostro de Daryl Hannah que en la película lo interpreta y qué decir del desenfrenado ritmo de las chicas de The 5 6 7 8' s; banda especialmente contactada para aparecer en la película y todo esto tan solo por dar una idea. El resto lo descubrirán cuando escuchen el disco.
Gladiador: No viene nada mal oír este disco en momentos en que se precise equilibrar la paz interior con aquella épica naturaleza libre que muchos tenemos. Una vez más estamos ante un trabajo solido en todo aspecto; un buen poco de imágenes que nos acompañaran mucho más allá del visionado de la película. Inspiradora en muchos aspectos, cosmopolita...plena de colores y reminiscencias de parajes que seguro nunca hemos visitado y vieran que al escuchar este maravilloso disco pareciera que sí. En mi alfombra encontré arena y trigo, y les puedo asegurar que una legión romana entró al galope por las cotidianas lecturas históricas en las que a veces me embarco.

Amelie: ¿Han pretendido alguna vez describir la sutileza...? eso es el soundtrack de Amelie. Una delicadeza, al igual que la película. Podemos divagar en las notas del piano, recordar la inocencia que baila en el metalofono que tocábamos cuando eramos todavía inocentes. Imaginar que bailamos aquel vals tan universal como personal. Con toda esta palabrería lo que quiero decir es que hay una extraña conexión entre la infancia y la música de esta joyita del cine francés. No es nada extraño encontrar una relación entrañable entre las películas que encontramos bellas con la música que durante el visionado de ellas oímos; no pretendo siquiera pronunciarme en favor de un u otro tema, no cuando hay tantos otros que recordaran cuando eran niños, cuando hay quienes van por la vida diciendo que les gusto la película sin ningún pudor...esos no temen de ningún modo que nos demos cuenta que van en busca de un sueño que quienes envejecen ya ni recuerdan.

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