Puede ser por su reciente muerte que seguro amerita un homenaje, puede ser que hace rato no comparto frases o tal vez porque hoy es el día del libro y quiero compartir un poco de lo mucho que hace a este escritor un esencial. Feliz Día del Libro a todos aquellos que aman vivir o leer que para muchos todavía es lo mismo.
La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado.
La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir.
En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces.
No, el éxito no se lo deseo a nadie. Le sucede a uno lo que a los alpinistas, que se matan por llegar a la cumbre y cuando llegan, ¿qué hacen? Bajar, o tratar de bajar discretamente, con la mayor dignidad posible.
Si por un instante Dios se olvidara de que soy
una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso,
pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen,
sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada
minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta
segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen,
Despertaría cuando los demás duermen.
Escucharía cuando los demás hablan, y cómo disfrutaría
de un buen helado de chocolate.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida,
Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando
descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi
odio sobre hielo, y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las
estrellas un poema de Benedetti, y una canción de
Serrat sería la serenata que les ofrecería a la luna.
Regaría con lágrimas las rosas, para sentir el dolor de
sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalo...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...
No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente
que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u
hombre de que son mis favoritos y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están, al pensar
que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen
cuando dejan de enamorarse. A un niño le daría alas, pero le dejaría
que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que
la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres
He aprendido que todo el mundo quiere vivir en
la cima de la montaña, Sin saber que la verdadera felicidad está en
la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño
puño, por vez primera, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo,
cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas cosas las que he podido
aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir,
porque cuando me guarden dentro de esa maleta,
infelizmente me estaré muriendo.
La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla.
La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado.
La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir.
En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces.
No, el éxito no se lo deseo a nadie. Le sucede a uno lo que a los alpinistas, que se matan por llegar a la cumbre y cuando llegan, ¿qué hacen? Bajar, o tratar de bajar discretamente, con la mayor dignidad posible.
Si por un instante Dios se olvidara de que soy
una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso,
pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen,
sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada
minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta
segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen,
Despertaría cuando los demás duermen.
Escucharía cuando los demás hablan, y cómo disfrutaría
de un buen helado de chocolate.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida,
Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando
descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi
odio sobre hielo, y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las
estrellas un poema de Benedetti, y una canción de
Serrat sería la serenata que les ofrecería a la luna.
Regaría con lágrimas las rosas, para sentir el dolor de
sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalo...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...
No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente
que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u
hombre de que son mis favoritos y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están, al pensar
que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen
cuando dejan de enamorarse. A un niño le daría alas, pero le dejaría
que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que
la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres
He aprendido que todo el mundo quiere vivir en
la cima de la montaña, Sin saber que la verdadera felicidad está en
la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño
puño, por vez primera, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo,
cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas cosas las que he podido
aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir,
porque cuando me guarden dentro de esa maleta,
infelizmente me estaré muriendo.
La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla.
Gabriel García Márquez
(1927-2014)
Comentarios
Publicar un comentario