El resultado visual y musical de lo que vemos es un obsequio. La manera en que se va develando la historia no lo es tanto. Imagino que desde un comienzo el desafío artístico radicaba en poner algunas de las más conocidas pinturas del celebre pintor en movimiento. Aquel objetivo se logra y se logra con creces no obstante, no pocas veces, se debieron "alterar" (cambio de posición de los personajes o los momentos del día o de la noche) los cuadros originales en función del relato al que estamos asistiendo. Conocemos o seguimos amando a Vincent Van Gogh por medio de quienes lo despreciaron o compartieron con él los últimos momentos de una vida más que acontecida.
Estamos frente al artista profundamente humano (con todo lo bueno y lo malo que la condición humana conlleva). Ante quienes le inspiraban para bien o para mal y ante una historia que, para más de alguno, puede que se haga un tanto aburrida a pesar de su gran valor artístico. Puede ser que otro de sus objetivos sea cautivar a quienes conocían al hombre, su tiempo y las variadas circunstancias que pueden ser las que llevaron al desenlace que conocemos mucho antes de sentarnos siquiera a ver la película. No es la historia, es el ángulo que se elige para contarla lo que aporta al más que gratificante acto de saber más de uno de los pintores más importantes de la historia.
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